Los países de la región, incluidos Turquía y los miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico, acogieron el acuerdo Teherán-Riad en Pekín y lo consideraron una garantía para mantener la estabilidad y seguridad en la región.
Entre los primeros efectos secundarios de este acuerdo se encuentra el alejamiento de los países árabes del Golfo Pérsico del régimen sionista, de manera que Arabia Saudí se negó a otorgar visa a una delegación de alto rango israelí. Asimismo, Emiratos Árabes Unidos, que recientemente fue testigo de la visita del secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán a Abu Dabi, canceló el contrato para comprar sistemas de defensa al régimen sionista.
El viaje del presidente sirio Bashar al-Ássad a Moscú y su reunión con el presidente ruso Vladímir Putin también muestran que Siria está saliendo de una crisis de 12 años. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, también anunció su deseo de establecer relaciones con Siria y solucionar sus problemas con Damasco en vísperas de las elecciones nacionales de Turquía. Turquía jugó un papel completamente destructivo en la crisis interna de Siria y al fortalecer a los grupos terroristas en este país, ocupó una parte de la provincia de Idlib en el noroeste de Siria. La presencia de 15 mil soldados turcos en un centenar de bases en las regiones del noroeste de Siria demostró que el gobierno turco pretende dividir una parte importante del territorio sirio. Pero el reciente acuerdo entre Irán y Arabia Saudí en Pekín allanará el camino para una paz sostenible en la región, porque Irán y Arabia Saudí son dos países influyentes en Asia Occidental, y cualquier tensión entre estos dos países tendrá un impacto negativo en otros países.
La cruel guerra de Arabia Saudí contra el pueblo de Yemen, que ha pasado su séptimo año, le ha costado más de 350 mil millones de dólares a Arabia Saudí, de manera que algunos de sus proyectos de construcción internos casi se han parado durante los últimos 7 años. Dado que Mohammad bin Salmán, el príncipe heredero de Arabia Saudí, necesita un margen político seguro para avanzarse hacia “Saudi Vision 2030” y llegar al poder, empezó a enviar señales positivas para un acuerdo con Irán desde el año pasado. Desde abril del año pasado, las negociaciones entre las delegaciones iraní y saudí comenzaron en Bagdad con los esfuerzos del gobierno iraquí, y se llevaron a cabo cinco rondas de negociaciones desafiantes en el campo de las cuestiones de seguridad. El resultado inicial de estas negociaciones fue el establecimiento de un alto el fuego entre Riad y Saná, porque una de las condiciones de Irán para lograr una paz regional estable era el fin de la guerra en Yemen. Se suponía que las negociaciones pasarían de la fase de seguridad a la fase política, pero los acontecimientos internos del otoño pasado en Irán y el papel destructivo de los medios saudíes en ellos condujeron a la interrupción de las negociaciones en Bagdad. Pero la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, a Riad rompió el punto muerto de las negociaciones entre Irán y Arabia Saudí, porque durante esta visita, el presidente chino le propuso a la parte saudí que mediara entre este país e Irán, lo que los saudíes aceptaron. Asimismo, durante la visita del presidente de la República Islámica de Irán a Pekín el pasado mes de febrero, el presidente de la República de China presentó la misma propuesta a su homólogo iraní, la cual fue aceptada.
Las negociaciones entre Ali Shamkhani, secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán, y Musaad bin Mohammed Al Aiban, asesor de seguridad nacional de Arabia Saudí, se llevaron a cabo en un ambiente alejado de los medios de comunicación, y el resultado fue el reciente acuerdo. Ahora es el momento de utilizar prácticamente este acuerdo, porque muchos países árabes de la región, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Jordania y Egipto, definitivamente se unirán al círculo del acuerdo Irán-Arabia Saudí en el futuro. En tal proceso y considerando que Recep Tayyip Erdoğan necesita un logro político internacional en vísperas de las elecciones nacionales de Turquía para la victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo, se espera que en un futuro cercano el presidente turco avance hacia la paz con Siria. Esta paz estable tendrá grandes logros económicos y de seguridad para China, que necesita el combustible fósil de Irán y Arabia Saudí y pretende alejar el espectro de Estados Unidos de la región. De este modo los países de la región, en lugar de continuar la tensión y la confrontación, se mueven hacia la convergencia y el entendimiento.
En general, parece que el año 2023 debería ser llamado el año de la paz, la convergencia, el desarrollo regional, el aislamiento del régimen sionista y el comienzo de una interacción constructiva para asegurar los intereses comunes de los países musulmanes de la región.
0 comentarios