Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía, en un esfuerzo por reducir la dependencia de Rusia, la UE logró reducir el consumo de gas en un 13% en 2022 y se acerca al objetivo de 15%. Según esta organización internacional, los cambios de comportamiento han sido tan profundos que pueden presagiar una nueva era en el consumo de energía.
Alemania, Italia y otros países europeos dependientes del gas salieron de su dependencia de Rusia sin grandes carencias de energía, y la estructura de larga data de los mercados energéticos mundiales se vio alterada irreversiblemente.
Sin embargo, los expertos en energía creen que Europa nunca ha estado tan expuesta a las sacudidas de precios en el mercado mundial. Los suministros en el mercado siguen siendo limitados y existen muchas perturbaciones potenciales en un mercado global altamente interconectado. Desde este punto de vista, la crisis energética en Europa aún no ha terminado y, además, a las industrias europeas les preocupa que la intervención gubernamental en el suministro de energía debilite el desempeño del mercado.
La preocupación de los gobiernos europeos es que los altos precios de la energía obliguen a las industrias a migrar de este continente e intensificar la desindustrialización. En este sentido, Europa intenta equilibrar el mercado, aprovechando nuevas fuentes de GNL en Estados Unidos y Qatar, acelerando el uso de energías renovables y poniendo en marcha una nueva generación de centrales nucleares.
Se espera que la UE todavía tenga que comprar a Rusia unos 22 mil millones de metros cúbicos este año. Esta cifra equivale al 11% del total gas de gasoducto utilizado de este bloque en 2022. Gran parte llega a través de Ucrania, y dado que es poco probable que el actual acuerdo de tránsito entre Rusia y Ucrania se renueve después de que expire en 2024, esta ruta de suministro está en riesgo.
Ahora los precios en el mercado europeo del gas son tan vulnerables a los shocks que la noticia de una huelga de trabajadores en un proyecto de gas en Australia hizo que en un día el precio del gas en el mercado europeo aumentara más del 40%, aunque rara vez ha sucedido que Australia suministre gas a Europa. Además, cuando el gasoducto noruego necesitó reparaciones debido al aumento de la sobrecarga, el precio del gas en Europa aumentó considerablemente.
En 2015, las importaciones europeas de GNL desde Estados Unidos fueron nulas, pero el año pasado este continente importó casi 64 mil millones de metros cúbicos de GNL de Estados Unidos, lo que preocupa a Europa por este nivel de dependencia de Estados Unidos para el suministro de gas.
En los últimos meses, los países europeos hicieron muchos esfuerzos para reducir la cantidad de gas y gasolina consumidos por los hogares mediante la adopción de políticas. El gobierno británico ha dejado de financiar las facturas de energía de los hogares antes de poder finalizar su plan para aumentar la producción de energía nacional. Con esta situación, los hogares británicos que están atrasados en el pago de sus facturas de energía deben 2,25 mil millones de libras, lo que ha aumentado más de un 70% en los últimos tres años.
En el pasado, Gran Bretaña importaba solo el 2% de su consumo de gas de Rusia. El país ha centrado sus rutas de suministro de gas en las importaciones a través del gasoducto noruego y en amplias importaciones de GNL. El año pasado, Gran Bretaña registró una importación récord de 25.6 mil millones de metros cúbicos de GNL, lo que representa aproximadamente el 45% de la demanda total de gas del país.
En comparación con el consumo de gas en este país, las instalaciones de almacenamiento de gas británicas se encuentran entre las más pequeñas de Europa, por lo que este país todavía está expuesto al alto impacto de los shocks de precios en el mercado mundial del gas.
Antes de la guerra de Ucrania, Alemania solía obtener la mitad de su gas de Rusia a través del gasoducto, pero después, al anunciar la necesidad de reducir el consumo de gas en un 20%, prestó más atención a la eficiencia energética que otros países de la UE. Este país utilizó el año pasado casi un 15% menos de gas natural y, por supuesto, el invierno relativamente suave también fue eficaz en este sentido.
Alemania ha puesto en su agenda el aumento de las importaciones de gas procedente del gasoducto de Países Bajos y Noruega y el desarrollo de tres nuevas terminales para la importación de gas natural licuado. Los compradores de gas de este país buscan firmar contratos para importar GNL de Estados Unidos, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.
Antes de la guerra, Francia suministraba solo el 17% de su gas desde Rusia, lo que la hacía mucho menos dependiente de Rusia que algunos de sus vecinos europeos. Debido a las centrales nucleares, este país depende mucho menos del gas, pero la imposición de sanciones contra Rusia hizo que París se enfrentara a graves problemas en el suministro de combustible a sus centrales nucleares el año pasado. Así que puede que Francia tenga problemas el próximo invierno.
Ante esta situación, el gobierno francés tomó medidas para reducir el consumo de energía en el país, lo que permitirá ahorrar un 10% para 2024 y un 40% para 2030 respecto a 2019.
Aunque debido a la existencia de una serie de terminales de importación de gas, España no es tan dependiente de las fuentes energéticas rusas como algunos países de la UE, pero ha tomado medidas para asegurar su suministro energético invernal y ha logrado reducir la demanda de gas en un 21% entre agosto de 2022 y marzo de este año. Polonia y Bulgaria se convirtieron en los primeros países de la UE en recortar las importaciones de gas procedente de Rusia en abril pasado, cuando el Kremlin anunció que los pagos por el gas deben realizarse en rublos. En aquella época, casi la mitad del gas polaco se importaba desde Siberia a través del gasoducto Yamal. Pero a diferencia de Alemania, que depende del gas para producir alrededor del 15% de su electricidad, Polonia produce la mayor parte de su energía a partir del carbón. Acelerando sus importaciones a través de terminales de GNL, a principios de 2023 el país finalizó un contrato de 20 años con Estados Unidos para importar un millón de toneladas de GNL por año.
En general, la creciente dependencia de los países europeos del GNL los ha hecho vulnerables a las fluctuaciones del mercado, especialmente porque el 70% de estas importaciones se compran a través de contratos a corto plazo, en lugar de utilizar los contratos a largo plazo. Aunque Europa ha logrado una victoria geoeconómica, sus problemas energéticos no se resolverán por completo hasta finales de 2024 o principios de 2025, y durante años dependerá en gran medida de las importaciones de GNL.
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