Si bien los estadistas europeos y estadounidenses a través de sus medios de comunicación tratan de magnificar el dolor y el sufrimiento del pueblo ucraniano y la destrucción causada por la invasión rusa a las ciudades e infraestructuras de este país de Europa del Este e incitan a la opinión pública mundial contra el Kremlin, pero sus posiciones muestran que su estrategia no es un final rápido para esta guerra, y manteniendo a Rusia en este pantano, quieren debilitarla más y cuestionar su credibilidad.

Por supuesto, la adopción de tal enfoque es un poco cuestionable considerando las consecuencias económicas y políticas de la guerra en Ucrania. Rusia y Ucrania suministran alrededor del 30% del trigo y los cereales del mundo, y Rusia ha sido el mayor exportador de cereales del mundo en los últimos cinco años. Por otro lado, Rusia tiene una posición especial en la exportación de petróleo y gas. La exportación diaria de petróleo ruso es de unos 5 millones de barriles, la mitad de los cuales se enviaba a países europeos antes de la guerra de Ucrania. Por otro lado, Rusia suministró alrededor del 40% del gas que necesitaba Europa. Por lo tanto, la posición especial de Rusia en el ciclo de suministro de bienes estratégicos significa que los resultados de la continuación de esta crisis no se limitarán a ambos lados de la guerra y tendrán graves consecuencias regionales e internacionales.

Aunque las consecuencias económicas de esta guerra pueden intensificar el descontento interno y los cambios políticos en los países europeos, los estadistas europeos han tratado de encontrar fuentes de energía alternativas, aumentar el apoyo de sus gobiernos a los grupos vulnerables y definir algunas políticas de austeridad económica en su sistema interno para poder aumentar la resiliencia de sus países contra esta guerra y contra las sanciones de Rusia. Europa no quiere rendirse ante Rusia, sino que busca oponerse a este país aumentando el apoyo militar a Ucrania. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es la razón de esta costosa terquedad?

La respuesta a esta pregunta puede estar en la entrevista del presidente francés Emmanuel Macron con el diario francés “Le Journal du Dimanche” tras asistir a la Conferencia de Seguridad de Múnich 2023. En esta entrevista Macron dijo: “Rusia debe ser derrotada, pero no debe ser destruida”. Tales declaraciones muestran que Europa aún no ha olvidado las guerras mundiales y está tratando de aprender de las lecciones de estas dos guerras devastadoras y no repetir sus errores. Los países europeos miran actualmente a Rusia como la arrogante Alemania de 1914; Un país agresor que no se puede ni se debe quedarse callado ante su expansionismo territorial, y por supuesto no debe ser aplastado con acuerdos humillantes como Alemania de 1919, pero hay que ser derrotado como Alemania de 1945, y luego normalizar las relaciones con este país.

Al otro lado del Atlántico, la actitud y estrategia de seguridad nacional estadounidense presentada por la administración Biden es algo diferente. En el marco de esta estrategia, Rusia y China son las dos principales potencias que desafían la hegemonía de Estados Unidos, y por tanto su contención es la principal prioridad de Estados Unidos en el ámbito de la política exterior. Por lo tanto, se puede decir que los intereses de Estados Unidos dictan que este país involucre a sus principales rivales en guerras de desgaste y reduzca su poder y prestigio global tanto como sea posible. Entonces, la participación de Rusia en la guerra con Ucrania y la continuación de esta guerra hasta el punto de debilitar por completo a Rusia, está exactamente en línea con los objetivos e intereses de los Estados Unidos. Así que las autoridades de este país están tratando de promover sus objetivos e intereses en esta guerra, incitando a las autoridades ucranianas a oponerse a Rusia, alentando a los países europeos a continuar su apoyo militar a Ucrania y lanzando una guerra mediática contra Rusia.

Parece que los países europeos y Estados Unidos, a pesar de la diferencia en sus preocupaciones sobre la guerra en Ucrania, están de acuerdo en un tema: “Es necesario continuar la guerra en Ucrania hasta el completo debilitamiento de Rusia”. Por tanto el rápido final de la guerra en Ucrania no está entre las prioridades estratégicas de ninguno de ellos. En tal situación, si las autoridades del Kremlin no pueden retirarse discretamente de la escena de este peligroso juego, en 2023 tampoco habrá noticias del final de la guerra.

Pero otro punto importante con respecto a la guerra en Ucrania es la posición de la República Islámica de Irán hacia esta guerra y sus efectos en nuestro país. Respecto al primer caso, cabe decir que si bien la posición oficial de la República Islámica de Irán ha sido la neutralidad y el énfasis en el diálogo entre las dos partes y el rápido fin de la guerra, sin embargo, la afirmación de que Rusia utiliza drones iraníes en la guerra contra Ucrania con sus efectos devastadores e inesperados, junto con los disturbios internos de Irán en los últimos meses, obligaron a las potencias europeas y estadounidenses a imponer más restricciones a nuestro país, y una amplia propaganda y ataque político se ha formado contra Irán; Como resultado, la guerra en Ucrania se ha convertido en un factor negativo y dañino en la política exterior de Irán.

Por otro lado, entre las consecuencias políticas y económicas más graves de esta guerra para Irán, se podría mencionar la marginación del PIAC y la ralentización de los esfuerzos para que este acuerdo internacional llegue a una conclusión y también el alejamiento de Irán del mercado mundial de proveedores de energía debido a las sanciones internacionales que también están en consonancia con los intereses de Rusia. Por supuesto, este problema no es solo político y debido a la continuación de las sanciones y la presión sobre el pueblo iraní, también tiene profundos efectos económicos y de seguridad. La disminución de las exportaciones de alimentos, especialmente trigo, semillas oleaginosas y alimentos para animales y aves de parte de Rusia y Ucrania, también ha intensificado la crisis alimentaria y ha reducido el poder adquisitivo de la gente y sus efectos se pueden ver claramente en el mercado iraní.

Parece que a diferencia de los países europeos y Estados Unidos, los intereses de la República Islámica de Irán están en el fin de la guerra en Ucrania y la retirada de Rusia de este conflicto. En este sentido y en la situación actual, dado que la República Islámica de Irán no tiene la posibilidad de mediar de forma independiente para poner fin a esta guerra debido a las condiciones internas e internacionales, puede buscar la opinión de las autoridades del Kremlin, y en cooperación con China y probablemente en sinergia con el plan de paz de este país, debería diseñar una iniciativa para poner fin a la guerra en Ucrania y evitar que los países europeos y Estados Unidos intenten continuar esta guerra, que no favorece a Irán en absoluto.