Después de la reunión con Bin Salmán en Al-Ula, Blinken dijo: “Consultamos sobre la cuestión de la normalización de las relaciones en todos los países, incluida Arabia Saudí. Se le da gran importancia a esta cuestión, pero para ello es necesario el fin de la guerra en Gaza y la formación de un proceso práctico para el establecimiento de un Estado palestino”.
Al mismo tiempo, el príncipe heredero saudí ha transmitido un mensaje a Netanyahu a través de Blinken, afirmando que la normalización de las relaciones con el régimen sionista y la participación en la reconstrucción de Gaza están condicionadas a la aceptación de la solución de dos Estados por parte de Tel Aviv.
Se han hecho estas declaraciones mientras que a finales de diciembre pasado, uno de los altos funcionarios del gobierno estadounidense dijo: “Nuestras negociaciones con los saudíes en las últimas semanas muestran que ellos todavía quieren avanzar en la cuestión de la normalización de las relaciones”.
Además, Brett McGurk, coordinador del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para Asia Occidental y África del Norte, ha presentado recientemente un plan de reconstrucción de 90 días para Gaza como parte de un plan integral que incluye la normalización entre el régimen sionista y Arabia Saudí.
En cuanto a los esfuerzos del gobierno estadounidense para restablecer la normalización de las relaciones entre Riad y Tel Aviv, es importante prestar atención a los siguientes puntos:
Uno; La normalización es un proyecto hebreo-occidental que responde a los intereses de Estados Unidos, Europa y el régimen sionista. Aunque a corto plazo, este proyecto puede tener pocas oportunidades económicas, comerciales, etc. para los gobiernos árabes que entren en dicho proyecto, a largo plazo, los intereses y la seguridad nacional de estos países enfrentarán amenazas estratégicas; Porque, en primer lugar, es una herramienta para garantizar la seguridad y la supervivencia del régimen sionista y, en segundo lugar, contrariamente a la opinión pública, dañará infraestructuras sociales, religiosas y culturales de estos países árabes.
Esto, a pesar de que dicha normalización es un proceso unilateral y no hay garantía de que Estados Unidos y el régimen sionista cumplan sus compromisos con Riad y otros gobiernos árabes. Tras más de tres años desde la firma del acuerdo de normalización con Emiratos Árabes Unidos, aún Estados Unidos y el régimen sionista no han cumplido la mayoría de los compromisos que asumieron con Emiratos Árabes Unidos.
Existe un punto de vista en Tel Aviv y Washington que cree que cualquier garantía militar y de seguridad para los países que buscan normalizar las relaciones con Tel Aviv puede considerarse una amenaza potencial a la existencia y seguridad de este régimen.
Dos; Considerando que Estados Unidos juega un papel importante en la guerra del régimen sionista en Gaza y que tiene una presencia seria en el proceso de toma de decisiones y diseño y ejecución de operaciones, para la Casa Blanca esta guerra es como una oportunidad para avanzar en sus políticas regionales.
Con la normalización de las relaciones entre los países árabes, especialmente Arabia Saudí, y el régimen sionista, que en gran medida está en coma desde el inicio de la Operación Tormenta de Al-Aqsa, Estados Unidos persigue objetivos específicos. “Aprovechar esta normalización para las próximas elecciones presidenciales” y “reducir la presión sobre el régimen sionista”, en una situación en la que este régimen se encuentra en el peor período de su vida y Estados Unidos todavía está comprometido a garantizar su seguridad y supervivencia, están entre los objetivos clave de Estados Unidos en este campo.
De hecho, el objetivo de la administración Biden con la normalización de las relaciones Riad-Tel Aviv es reducir las críticas de varios círculos, especialmente republicanos, que creen que Biden no ha podido garantizar la seguridad de Israel de manera óptima.
Tres; A pesar de los esfuerzos de la administración Biden para normalizar las relaciones entre Riad y Tel Aviv, esta cuestión se enfrenta a obstáculos graves e importantes. En primer lugar, la Operación Tormenta de Al-Aqsa ha puesto al régimen sionista en un dilema estratégico, de manera que según Dennis Ross, un veterano negociador estadounidense en asuntos regionales que viajó a los territorios ocupados en diciembre pasado: “Ahora, el cadáver político de Israel no es capaz de normalizar las relaciones con Riad”. En segundo lugar, el gabinete extremista y derechista de Netanyahu se opone firmemente a la principal condición previa de Riad para normalizar las relaciones con este régimen, que es la formación de un Estado palestino independiente y el cese de la construcción de asentamientos en Cisjordania, y nunca lo aceptará.
Y lo más importante es que la mayoría de la opinión pública saudí está en contra de cualquier relación con el régimen sionista. Por ejemplo, una nueva encuesta realizada por el Instituto de Washington para la Política de Oriente Próximo, muestra que el 96% de los saudíes cree que los países árabes deberían cortar todos los vínculos con el régimen sionista. El 87% de también dice que la guerra de Gaza ha demostrado que Israel es tan débil que algún día este régimen podrá ser derrotado.
Es natural que ignorando la opinión del pueblo sobre un tema al que la mayoría de la sociedad se opone, pueda crear amenazas internas para el país.
Punto final; Las dimensiones y consecuencias estratégicas de la Operación Tormenta de Al-Aqsa en los campos, militar, político, económico, social, demográfico y de seguridad, mostraron claramente que la relación con un régimen que se ha vuelto tan débil y frágil es un error estratégico.
En este sentido, surge una pregunta: ¿Qué beneficios tiene para los países árabes la relación con un régimen que a pesar de su moderno equipamiento militar y de seguridad y un ejército poderoso y un apoyo internacional e incluso regional integral, se ha paralizado frente a un pequeño grupo palestino con armas no muy potentes en Gaza (que desde tierra, mar y aire está sitiada desde hace años) y se encuentra en su peor situación militar, política y de seguridad de los últimos 75 años y su economía está al borde de la quiebra?
Lo que está bastante claro es que Biden busca aprovecharse de Riad, como eje de los gobiernos árabes, con el objetivo de ganar las elecciones presidenciales y para salvar al régimen sionista del pantano de la Tormenta de Al-Aqsa.
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