Los participantes en esta cumbre solo emitieron un comunicado y condenaron los ataques y crímenes de guerra del régimen sionista contra el pueblo de Gaza y exigieron el fin inmediato de la guerra, el fin del bloqueo de Gaza y el envío de convoyes de ayuda humanitaria árabe-islámica e internacional a esta región. Aunque los miembros que participaron en esta reunión pidieron al fiscal de la Corte Penal Internacional que iniciara una investigación inmediata sobre los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por el régimen sionista en los territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalén Oriental, pero estos países no llegaron a una conclusión para imponer sanciones u otras amenazas comunes”.
Por supuesto, las posiciones y los discursos de los presidentes y otros altos funcionarios que participaron en esta cumbre fueron relativamente iguales y firmes, pero al final no condujeron a un logro tangible y efectivo que pudiera cambiar el rumbo de la guerra en Gaza. La pregunta es ¿por qué? ¿Cómo es posible que los 57 países islámicos que son miembros de la Organización para la Cooperación Islámica, en la que potencias regionales e influyentes como la República Islámica de Irán, Arabia Saudí, Turquía, Egipto, Qatar, Indonesia y Malasia también son miembros, no puedan llegar a una decisión para poner fin al desastre en Gaza? Cabe destacar que esta guerra está sucediendo por parte del régimen israelí y con el apoyo directo de Estados Unidos.
La respuesta principal es probablemente los diferentes e incluso contradictorios intereses y objetivos políticos de los miembros de esta organización. Aunque debido a su enorme población y sus ricos recursos energéticos, los países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica tienen poderosas palancas de presión como sanciones económicas y sanciones energéticas, pero sus perspectivas políticas futuras en los ámbitos internacional y regional no son las mismas. Por un lado países como Irán y Siria buscan el fortalecimiento del frente de Resistencia en la región, la destrucción del régimen israelí, la formación de un Estado palestino independiente y la retirada de Estados Unidos de la región, y por otro lado la mayoría de los países árabes, y hasta cierto punto Turquía, temen la victoria del frente de Resistencia y no la ven acorde con sus intereses y seguridad, y apoyan la solución de dos Estados. Además, ninguno de ellos quiere la destrucción del régimen israelí y la retirada total de Estados Unidos de la región. Como resultado, debido a puntos de vista y enfoques tan contradictorios, se celebran sucesivas reuniones desde El Cairo hasta Riad, pero no llegan a un resultado concreto y no curan el dolor del pueblo de Gaza.
Otra razón del fracaso de la reunión de los países islámicos es la diferencia en su enfoque de los Acuerdos de Abraham y la normalización de las relaciones con el régimen israelí. Mientras Irán y otros miembros del frente de Resistencia consideran la normalización de las relaciones con este régimen como una traición a la causa palestina, los países árabes del Golfo Pérsico no quieren oscurecer y enfriar por completo sus relaciones con Estados Unidos e incluso con el régimen israelí, y en consecuencia han adoptado una política en la que no van más allá de dar discursos ardientes y tomar acciones teóricas. Su presencia y participación en diversas reuniones árabe-islámicas también tiene como objetivo mantener su credibilidad ante la opinión pública nacional e internacional y no ser estigmatizados como indiferentes. Al mismo tiempo, evitan adoptar cualquier política y decisión que ponga a Estados Unidos y al régimen israelí bajo serias presiones y que afecte negativamente sus relaciones futuras con ellos.
En tal situación, cabe decir que si bien el ataque sorpresa del 7 de octubre de Hamás y el inicio de la sangrienta guerra en Gaza retrasaron el proceso de reconciliación política y la mejora y el desarrollo de las relaciones de algunos países árabes, entre ellos Arabia Saudí con el régimen israelí, y se espera que debido al enfoque criminal y antihumanitario de este régimen en la guerra de Gaza y su ataque a niños, mujeres y centros médicos, en un futuro próximo seamos testigos de la continuación del creciente odio de las naciones árabes hacia este régimen y la incapacidad de proporcionar las condiciones para la reconciliación entre los árabes y este régimen, pero el enfoque de los países árabes e islámicos en la reciente cumbre de Riad demostró que esta política no continuará.
El final inconcluso de la reunión de Riad y la falta de acuerdo de los países islámicos participantes para implementar decisiones estrictas y sanciones serias contra el régimen israelí y Estados Unidos indican que estos países todavía tienen planes para el futuro de sus relaciones con Israel. Puede que las autoridades de estos países no busquen normalizar las relaciones con un régimen que mata a niños en el corto plazo para calmar la opinión pública herida de las naciones islámicas, pero su política a largo plazo es definitivamente otra cosa.
En otras palabras, la principal actividad de las potencias regionales para desempeñar un papel en la crisis de Gaza no se realiza en estas cumbres conjuntas. Esta organización y otras reuniones de países islámicos nunca han sido el lugar adecuado para sus negocios. Las principales acciones de estos países se producen en acuerdos entre bastidores y consultas secretas bilaterales y multilaterales, donde los medios y la opinión pública global no están presentes y cualquier cosa se puede comprar y vender. En esta situación, los estadistas árabes intentan garantizar la continuación de la relación, el desarrollo de las inversiones y, por supuesto, la reconciliación política con el régimen israelí, a costa de recibir algunas concesiones en la guerra actual.
En este sentido, la República Islámica de Irán, como una potencia regional influyente y por supuesto, opuesta a los Acuerdos de Abraham, debería intentar negociar seriamente con los países árabes del Golfo Pérsico para ayudar a poner fin a la guerra de Gaza y aumentar el coste de la inacción hacia los crímenes del régimen israelí. En la situación actual, la extrema sensibilidad de la opinión pública mundial contra las acciones antihumanas de Israel en Gaza ha creado un ambiente adecuado para que Irán actúe en este campo. Como resultado, los diplomáticos y militares de nuestro país, aprovechando esta situación y por supuesto utilizando el potencial de la reconciliación política con Arabia Saudí, en paralelo con el frente de Resistencia, deberían obligar a los países influyentes de la región y el mundo islámico a tomar medidas prácticas y más serias.
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