En los últimos años, Estados Unidos ha tomado diversas medidas para prevenir o posponer este proceso, lo que comenzó con la guerra comercial durante la administración Donald Trump. Además, el tema de Taiwán también se ha convertido en una herramienta para que Estados Unidos presione más a Pekín, por lo que algunas personas hablan del abandono del enfoque de “ambigüedad estratégica” por parte de Washington. Las acciones de Estados Unidos indican que este país quiere definir nuevas líneas rojas en relación con Taiwán. Las acciones militares, incluida la presencia militar directa, la realización de maniobras militares conjuntas y el intento de aumentar la coordinación con aliados y socios, se encuentran entre las manifestaciones destacadas de las políticas estadounidenses en los últimos años. A estas cosas habría que sumar las presiones en el campo de las nuevas tecnologías, incluida la industria de los chips, que se pueden ver casi a diario en las noticias acerca de las relaciones entre ambos países.
Por otro lado, China se enfrenta a una situación complicada. Si bien durante las últimas dos décadas los líderes de este país han hecho énfasis en el crecimiento y surgimiento pacífico, pero enfrentar el complejo entorno de seguridad que los rodea y el sistema internacional, los ha enfrentado a una situación difícil. Si bien Pekín aún quiere estabilidad en sus relaciones con Estados Unidos para poder continuar su crecimiento, pero no puede permanecer al margen de nuevos desarrollos. En el campo militar, Pekín está tratando de aumentar sus capacidades y demostrar su preparación en este campo a través de varias medidas, incluida la realización de varias maniobras militares tanto en las cercanías de Taiwán como en otras áreas de tensión, incluido en el mar de la China Oriental.
En el campo económico, junto con los esfuerzos para mantener y continuar el crecimiento, China sigue nuevas reglas y normas económicas. Por ejemplo, aunque las iniciativas económicas de este país pueden aumentar la influencia del país en diferentes regiones, también pueden ayudar a este país a crear nuevas normas económicas. La reciente acción de China al prohibir la exportación de dos metales importantes en la industria de chips muestra que los campos de la economía y la tecnología se consideran un eje importante en la competencia entre los dos países.
En el ámbito político y diplomático, Pekín intenta presentarse como un activista responsable y pacificador. Este tema no solo puede ayudar a aumentar el poder blando de este país, sino que probablemente haya una idea en la mente de los líderes chinos de que de esta manera pueden mostrar su capacidad para liderar el futuro del sistema internacional. Mientras tanto, Pekín está haciendo esfuerzos para crear una brecha entre Estados Unidos y sus aliados. En este sentido, la política de Pekín hacia la guerra en Ucrania es significativa; Los tomadores de decisiones de China no tomaron ninguna medida seria para apoyar a Rusia, lo que conduciría a un consenso serio de Europa y Estados Unidos para enfrentar a China.
En general, la tensión y la competencia se han convertido en una característica destacada de las relaciones entre Estados Unidos y China. Su lógica tampoco es complicada, Estados Unidos no quiere perder su posición, y China quiere mantener y mejorar su estado actual. Sin embargo, una cosa llama la atención, y es que la gestión de la competencia es un tema importante para ambos países en la situación actual. La visita de Blinken y luego la visita de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos a Pekín muestran que ninguno de los dos países quieren que la situación actual lleve a un conflicto entre ellos. Este problema nos lleva al punto de que las relaciones actuales entre Estados Unidos y China no se pueden comparar con las relaciones entre Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría.
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