El reciente acuerdo Teherán-Riad ha tenido importantes resultados. La reducción de las brechas regionales y los esfuerzos por resolver casos hostiles están a la cabeza de estos resultados.

Como se pronosticaba anteriormente, la reanudación de las relaciones entre la República Islámica de Irán y Arabia Saudí ha afectado el caso de Yemen y se han creado importantes aperturas para el fin de la guerra en este país, de modo que durante las cuatro semanas entre la reunión de los altos funcionarios de seguridad de Irán y Arabia Saudí en Pekín y la reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los dos países, las llamas de la guerra en Yemen se han empezado a apagar gradualmente.

Con la mediación de Omán, por primera vez en los últimos 8 años, una delegación de Arabia Saudí, compuesta por funcionarios políticos y de seguridad, llegó a Saná y se reunió con funcionarios del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, incluido Mohammed al-Houthi, presidente del Comité Revolucionario Yemení, y acordaron la extensión del alto el fuego y los mecanismos para terminar la guerra en Yemen.

Las partes acordaron extender el alto el fuego actual desde el final del Ramadán por un período de seis meses a un año bajo la supervisión del Consejo de Seguridad y las garantías de Arabia Saudí, Irán y Omán.

Según este acuerdo, se abrirá el Aeropuerto Internacional de Saná para más vuelos y se reanudará la exportación de petróleo de Yemen. Asimismo, se han reabierto las carreteras en la provincia de Taiz, situada en el suroeste de Yemen, y todos los presos del gobierno dimitido serán liberados frente a todos los presos de Ansarolá. Además, se iniciará el envío directo de mercancías al puerto de Adén, en el sur de Yemen.

En esta situación, Emiratos Árabes Unidos también ha empezado a retirarse de Yemen, aunque hay noticias fiables que demuestran que este país sigue buscando ejercer el control y la soberanía sobre algunas islas yemeníes.

El alto el fuego permanente y el final de la guerra en Yemen, que se llevará a cabo en dos etapas, será un punto de inflexión importante para garantizar la estabilidad en Asia Occidental. Este evento pondrá fin al conflicto intrarregional más importante entre países musulmanes. La atmósfera creada es un punto fuerte y, de hecho, un logro importante que definitivamente será una ayuda significativa para debilitar la divergencia y la confrontación, y fortalecer la convergencia y la interacción entre los países islámicos.

El inicio del proceso de conversaciones políticas con Ansarolá para poner fin a la guerra en Yemen es una oportunidad para que Riad se libere de la guerra que ha llegado a un estado de desgaste y ha eclipsado todos los planes y perspectivas económicas de Arabia Saudí. De hecho, con el fin de los conflictos, Bin Salman puede retomar los planes relacionados con la “Visión Saudí 2030” para fortalecer la influencia y la presencia económica de Arabia Saudí y convertir a este país en uno de los centros comerciales importantes de la región.

Además, dado que el fin de la guerra en Yemen va en contra del deseo de Estados Unidos, puede provocar la retirada de los sistemas militares y de misiles estadounidenses de Arabia Saudí y, como resultado, la separación gradual de Riad de Washington y el fortalecimiento del acercamiento de este país a China y Rusia.

El fin de la guerra en Yemen también puede facilitar el proceso de reconstrucción de este país y la reactivación de su economía. En este sentido, en las conversaciones relacionadas con el alto el fuego permanente y el fin de la guerra deberían considerarse mecanismos apropiados para la reconstrucción de Yemen, que requiere cientos de miles de millones de dólares.

Por supuesto, aquí hay un punto importante, que es la vigilancia de los principales beneficiados del alto el fuego acordado. Cabe señalar que la tensión y el conflicto en Yemen y la continuación de la guerra en este país es un tema del que los estadounidenses y los sionistas se benefician en términos de seguridad, política y economía.

La guerra de ocho años en Yemen ha sido uno de los factores importantes en la expansión de la venta de armas estadounidenses. Además, la guerra en Yemen juega un papel efectivo en asegurar los intereses del régimen usurpador israelí no solo en el Golfo Pérsico, sino también en los territorios ocupados.

Una de las funciones de esta guerra y en general cualquier guerra y conflicto dentro del mundo islámico para el régimen sionista es que provoca la desviación de los pensamientos y la atención pública de los musulmanes y los gobiernos islámicos de la cuestión palestina. Así los sionistas se aprovechan de los conflictos intrarregionales entre musulmanes.

Pero el punto final es que el ambiente tenso, bélico e inseguro en Yemen y el Golfo Pérsico es una de las motivaciones importantes que ha provocado que en estos años, algunos países árabes del Golfo Pérsico, además de los estadounidenses, alberguen empresas técnicas y militares y asesores de seguridad del régimen criminal de Israel. Por lo tanto, el final de la guerra en Yemen puede jugar un papel efectivo en el debilitamiento de la posición de Estados Unidos y el régimen sionista en el Golfo Pérsico.

Por supuesto, el caso de la guerra en Yemen también puede enfrentar problemas internos, lo que está relacionado con conversaciones entre los yemeníes y los esfuerzos de las partes para lograr los máximos logros sin tener en cuenta el futuro político, la estabilidad y seguridad de Yemen. Las partes internas involucradas en este campo deben tener en cuenta que las negociaciones entre los yemeníes, cuyo éxito es uno de los principales requisitos para la realización de una paz sostenible, tienen que ir por buen camino y al igual que las negociaciones entre los sirios, no deben convertirse en un lugar para conflictos y conducir a un punto muerto político.