Hamid Khosh Ayand, experto en cuestiones regionales
Aunque desde la formación del actual gabinete, Netanyahu ha enfrentado muchos problemas internos, y todas las semanas hemos visto protestas antigubernamentales y concentraciones contra su gabinete, con el inicio de la Operación Tormenta de Al-Aqsa y la continuación de la guerra en Gaza, la profundidad y el alcance de los problemas han aumentado. Con la intensificación de la oposición interna y las protestas, Netanyahu se ha enfrentado a desafíos peligrosos, especialmente en los campos políticos y de seguridad.
La actuación del primer ministro del régimen sionista frente a la Operación Tormenta de Al-Aqsa, su fracaso en el logro de los objetivos de la guerra y su extraña insistencia en continuar una guerra en la que no hay perspectivas de éxito, han debilitado su posición política entre incluso sus aliados extremistas, hasta el punto de que ahora Netanyahu siente más que nunca la terrible sombra de la caída sobre su cabeza.
Actualmente, existen muchas diferencias entre Netanyahu y otros ministros sobre diversos temas de la guerra, desde el intercambio de cautivos hasta el alto el fuego. Sus fuertes desacuerdos con Yoav Galant, ministro de Guerra, las desobediencias políticas del ministro de Asuntos Exteriores, Benny Gantz, su enfrentamiento con ministros extremistas por el proyecto de ley que exime a los judíos ultra ortodoxos del servicio militar en la Knéset y los conflictos dentro del gabinete que llevaron a la renuncia de Gideon Sa’ar, jefe del partido Nueva Esperanza, se encuentran entre las diferencias importantes que han agudizado las discrepancias dentro del gabinete de Netanyahu. Esta cuestión puede conducir a la dimisión de otros ministros y acelerar el colapso del gobierno.
Al mismo tiempo que existen diferencias internas en el gabinete, de las cuales solo se ha filtrado una parte, las familias de los cautivos, los opositores a la guerra y los residentes de los territorios ocupados también han continuado sus protestas y el 31 de marzo, en Jerusalén celebraron la mayor manifestación contra Netanyahu desde el comienzo de la guerra. Debido al desempeño político y militar y la corrupción financiera de Netanyahu, los manifestantes exigen la aceptación de un alto el fuego, la liberación de los cautivos, la renuncia de Netanyahu y la celebración de elecciones anticipadas.
Los desacuerdos con Netanyahu son tan fuertes que Yair Lapid, ex primer ministro del régimen sionista y jefe de los partidos de oposición del actual gabinete, en un discurso dirigido a Netanyahu dijo: “Debido a tu liderazgo, la batalla con Hamás, la negociación del intercambio de cautivos, el frente norte y la situación del gabinete están paralizados y derrotados”.
Desde la formación del régimen sionista, ningún jefe de gabinete ha estado tan involucrado en los desafíos internos como Netanyahu. Es el único primer ministro del régimen sionista que se enfrenta actualmente a una de las amenazas más graves para mantener su coalición. Esto, mientras que los desafíos de la comunidad sionista también lo han puesto en una situación peligrosa.
Su insistencia en una victoria completa sobre Hamás, independientemente de las consecuencias y costos de la guerra, además de haber creado grandes desafíos para el régimen usurpador de Israel, también ha hecho que las crisis internas del régimen sionista salgan de control.
Muchos dentro de Israel, tanto opositores como aliados de Netanyahu, siguen repitiendo la idea de que Netanyahu está jugando un juego peligroso y está utilizando la guerra para lograr sus objetivos políticos. Su gestión desorganizada ha hecho que incluso los sionistas que apoyaban los esfuerzos para destruir a Hamás, estén hartos de ello y exijan el fin de la guerra y la aceptación de un alto el fuego.
La actuación de Netanyahu en la guerra de Gaza y la gestión de sus consecuencias son tales que, según una encuesta política realizada a finales de diciembre pasado, ¡solo el 15% de los sionistas querían que Netanyahu se quedara en el poder después del final de la guerra!
Hoy en día, una parte importante de las decisiones y acciones de Netanyahu dentro y fuera de los territorios ocupados, incluidos los ataques contra comandantes de la Resistencia islámica en el Líbano y Siria, así como los ataques terroristas contra asesores iraníes y lugares diplomáticos, se centran en su supervivencia política y no en los intereses del régimen sionista.
En otras palabras, Netanyahu ha recurrido a su viejo truco que ha utilizado muchas veces en tiempos de crisis, y para salir de las crisis internas y desviar la opinión pública de los principales problemas, ha intensificado las acciones y políticas provocativas contra la Resistencia en las tierras ocupadas y la región.
La actuación de Netanyahu en la guerra de Gaza, que ha causado más de 100 mil millones de dólares de daños al régimen sionista, ha destruido la economía y la disuasión de este régimen, y ha amenazado seriamente su supervivencia en el poder y su futuro político. Sea lo que sea el resultado de la guerra de Gaza, su fin irá definitivamente acompañado de la muerte política de Netanyahu.
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