Barsam Mohammadi, experto en cuestiones regionales
Mientras más de 30 mil civiles, entre ellos mujeres y niños, han sido martirizados en Gaza y el gobierno de Estados Unidos no ha tomado ninguna medida efectiva para detener la máquina de guerra del régimen sionista, el ataque al convoy de trabajadores humanitarios internacionales y el asesinato de siete trabajadores humanitarios de World Central Kitchen, una organización humanitaria internacional, han intensificado las diferencias, de modo que según el informe de la agencia de noticias estadounidense Axius, en la última llamada telefónica entre Biden y Netanyahu que duró más de 30 minutos, las dos partes mantuvieron una conversación tensa y desafiante.
John Kirby, asesor de comunicaciones de seguridad nacional de la Casa Blanca, tras la conversación telefónica entre Biden y Netanyahu anunció: “Si no vemos un cambio en las políticas de Israel, nuestro enfoque cambiará”. El senador demócrata Bernie Sanders también dijo: “No podemos rogarle a Netanyahu que deje de bombardear a civiles y al día siguiente enviarle miles de bombas”.
En cuanto a las diferencias que han surgido entre Tel Aviv y la Casa Blanca, y si dichas tensiones pueden eclipsar las relaciones estratégicas de las dos partes, hay puntos importantes, los más importantes de los cuales se abordarán a continuación:
1- Considerando la historia de las relaciones entre Estados Unidos y el régimen sionista y sus dimensiones estratégicas, así como el compromiso del gobierno estadounidense con la seguridad del régimen sionista en cualquier situación y a cualquier costo, está bastante claro que las diferencias existentes, aunque hasta cierto punto provocan un cambio relativo en el enfoque de las dos partes, pero a nivel macro no crean un cambio significativo en las relaciones Tel Aviv-Washington y no perjudican el compromiso estratégico de Estados Unidos con el régimen sionista.
En este sentido, las diferencias existentes deben considerarse tácticas y temporales. En pocas palabras, estas diferencias no son entre Estados Unidos y el régimen israelí, sino entre Biden y Netanyahu.
Cabe mencionar que Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra del régimen sionista enfatizó: “A pesar de las diferencias, las relaciones estratégicas con Estados Unidos no deben verse perjudicadas”. Esto significa que el lado sionista nunca busca profundizar el conflicto con Estados Unidos y todavía considera a este país como su aliado estratégico.
Es de destacar que en la misma desafiante conversación de 30 minutos con Netanyahu, Joe Biden aseguró que Estados Unidos apoya al régimen israelí contra posibles amenazas de cualquier parte.
2- Estados Unidos tiene palancas efectivas para presionar al régimen sionista para que ponga fin a la guerra de Gaza en el corto plazo, pero no usarlas muestra que la tensión en las relaciones entre las dos partes tiene que ver principalmente con cómo gestionar la guerra y no con sus dimensiones estratégicas. La seguridad del régimen israelí sigue siendo una línea roja para Estados Unidos, especialmente para el propio Biden, que se considera comprometido con este régimen. Biden es uno de los pocos presidentes que se considera parte de la historia de Israel.
Pese a ello, a Biden que se encuentra en vísperas de las elecciones presidenciales, no le gusta que la opinión pública estadounidense lo acuse de apoyar la matanza de civiles en Gaza.
En una situación en la que faltan menos de 8 meses hasta las elecciones presidenciales de Estados Unidos y Biden no goza de popularidad favorable en las encuestas nacionales, él necesita desesperadamente el fin de la guerra para fortalecer su débil coalición política. Por el contrario, muchos políticos estadounidenses, especialmente los del Partido Republicano, creen que Netanyahu prolongará la guerra para impedir que Biden sea reelegido.
Frente al gobierno más derechista de la historia del régimen sionista, el enfoque de Biden no es dejar de apoyar a Netanyahu en medio de la guerra, sino busca adaptar a Netanyahu a las necesidades internas e internacionales de Estados Unidos. Biden no tiene ningún deseo de cortar la ayuda estadounidense al régimen sionista. Bajo presión interna, solo busca mecanismos para gestionar las tensiones y resolver problemas, especialmente los relacionados con la seguridad del régimen sionista.
3- La relación personal entre Biden y Netanyahu, así como la necesidad de fortalecer la imagen pública de Biden en las elecciones estadounidenses, ligadas a la guerra de Gaza, se encuentran entre los principales motivos de la tensión en las relaciones entre Tel Aviv y la Casa Blanca.
En este marco, la diferencia entre Estados Unidos y el régimen sionista debe buscarse en la relación entre Netanyahu y Biden. Desde los primeros días de la victoria de Netanyahu, Biden se ha mostrado contrario a sus políticas y cree que esas políticas sirven para debilitar las relaciones entre Estados Unidos y el régimen israelí.
Por tanto, las diferencias entre estos dos líderes políticos son comprensibles; A Biden, que se considera sionista, no le gusta que las políticas de Netanyahu alteren las relaciones estratégicas de su país con el régimen sionista. Por supuesto, el ambiente electoral también influye en la presión del gobierno de Biden sobre Netanyahu. La Casa Blanca sigue insistiendo en que no ha habido cambios en la política del país de apoyar a su aliado en la guerra de Gaza y seguirá apoyando al régimen sionista para destruir a Hamás y la Yihad Islámica.
Punto final
Tal como las diferencias y presiones de Eisenhower sobre Ben-Gurión en 1957 para que se retirara de la península del Sinaí, las presiones de John F. Kennedy sobre Ben-Gurión en 1962 por la sospecha de Washington de que el régimen sionista estaba construyendo armas nucleares en Dimona, las presiones de Nixon sobre Golda Meir en 1973 para que aceptara un alto el fuego con los árabes y decenas de desacuerdos posteriores entre las partes no han conseguido debilitar las relaciones estratégicas entre Tel Aviv y Washington, las diferencias de opinión y la presión de Biden sobre Netanyahu tampoco crearán una perturbación en las relaciones estratégicas entre las dos partes.
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