El curso de los acontecimientos internacionales muestra que el fin más rápido de la guerra es una opción lógica; Porque las manifestaciones populares masivas en varios países occidentales e islámicos, la resolución de la Asamblea General, la decisión provisional de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y la reciente resolución del Consejo de Seguridad que ya no fue vetada por Estados Unidos, son pruebas que demuestran que Israel ya no goza de apoyo universal, y los costos de la continuación de la guerra aumentan día a día para este régimen.

Las manifestaciones de los opositores de Netanyahu dentro de los territorios ocupados se encuentran entre otros acontecimientos que han dificultado la situación para el gobierno de derecha de este régimen. Sin embargo, no solo no hay señales de que las autoridades sionistas estén de acuerdo con el fin de la guerra, sino que también somos testigos del desarrollo del campo de batalla por parte de este régimen; Los numerosos ataques a los asesores militares de Irán en Siria y el reciente ataque a la sección consular de la embajada iraní en este país son prueba de ello. Pero ¿cuál es el objetivo de Netanyahu con estas medidas? ¿Qué tipo de futuro buscan los funcionarios de este régimen para el mapa político de Asia Occidental? ¿Cuál es su estrategia para hacer realidad esta visión?

El primer punto es que antes del inicio de la guerra de Gaza, gracias al apoyo de Estados Unidos y al éxito de la firma de los Acuerdos de Abraham con algunos países árabes y musulmanes, el régimen israelí pensaba que había logrado marginar la causa palestina y convertirse en la potencia dominante en la región. En el mapa que Netanyahu sostuvo en la mano durante su discurso en la reunión de la ONU (septiembre de 2023 y menos de un mes después del ataque a Gaza) y lo denominó como el nuevo mapa de Asia Occidental, no había rastro del Estado palestino, y se distinguían con color verde los países que habían normalizado relaciones con el régimen israelí o estaban a punto de normalizarlas, entre los que se encontraban Egipto, Arabia Saudí, Baréin, Sudán, Jordania y Emiratos Árabes Unidos.

Por lo tanto, las autoridades de este régimen aprovecharon la oportunidad posterior al ataque del 7 de octubre para entablar una lucha a gran escala contra Hamás y otras fuerzas combatientes en Gaza, y pensaron que al derrotar y destruirlos, pondrían fin a la Resistencia palestina y demandas territoriales del pueblo palestino y convencerían al resto de países islámicos influyentes para que se adhieran a los Acuerdos de Abraham. Sin embargo, 6 meses después de la costosa guerra en Gaza, esta estrategia de Israel no ha tenido éxito e incluso ha destruido la falsa imagen y credibilidad que este régimen había hecho para sí mismo durante años con la ayuda de gigantes mediáticos. Ahora, el régimen israelí está acusado de genocidio y crímenes de guerra, y el apoyo incondicional de Estados Unidos a este régimen, a pesar de su continuidad, ha sido criticado. En base a esto, con el fracaso de la primera estrategia, los objetivos de las autoridades sionistas en el campo de la guerra militar han fracasado, y en el campo de la guerra psicológica y suave, este régimen ha sufrido muchas pérdidas, por lo que están buscando estrategias alternativas para compensar este fracaso.

Una de estas estrategias es involucrar a otros países, especialmente a la República Islámica de Irán en la guerra; Esta estrategia comenzó con el ataque a las bases logísticas de Irán en Siria y el martirio de los asesores militares iraníes que se encontraban legalmente y con el consentimiento del gobierno sirio en este país. Después de que la República Islámica de Irán se abstuviera de entrar en una guerra directa con este régimen y aumentar las tensiones en la región, Israel llegó a la conclusión de atacar la sección consular de la embajada iraní en Damasco, lo que aumentará los costos de la guerra.

De hecho, incitar a nuestro país a entrar directamente en una guerra total con el régimen israelí es atractivo para las autoridades de este régimen, porque este fenómeno puede aliviar la presión sobre Tel Aviv, y debido al enfoque común de Estados Unidos y algunos de sus aliados regionales hacia Irán, Israel podrá formar una nueva coalición en la región y reemplazar críticas existentes hacia sí mismo por iranofobia.

La otra estrategia de Netanyahu para evitar la derrota en Gaza es prolongar la guerra hasta las elecciones estadounidenses, con la esperanza de que Trump gane estas elecciones, y con el regreso de este republicano más cercano a Netanyahu, se vuelvan las tornas y los posibles acuerdos de paz se firmen a favor del régimen israelí.

En este sentido, parece que el gobierno de Biden ha expresado su descontento con los objetivos y planes de Netanyahu absteniéndose en la votación del Consejo de Seguridad sobre un alto el fuego en Gaza, y ha iniciado algunos esfuerzos para sacarlo del poder. Por otro lado, la República Islámica de Irán también debería evitar que se repitan estos incidentes, investigando e identificando los factores que filtran información y facilitan los ataques del régimen israelí a las posiciones logísticas y lugares diplomáticos de Irán. En este sentido, es necesario mantener conversaciones francas y serias con las autoridades rusas que son responsables de la defensa aérea en Siria y hablar sobre su actitud pasiva.

El siguiente paso es evitar la normalización de los ataques contra posiciones, asesores y comandantes iraníes en la región, lo que debilita el poder de Irán. Para lograr este objetivo, y por supuesto, teniendo en cuenta los objetivos e intenciones del régimen israelí, la República Islámica de Irán debe responder a los ataques de Israel de manera adecuada, de conformidad con los principios de honor y sabiduría, con el fin de crear disuasión y mantener la seguridad y credibilidad de Irán y de los iraníes, y así impedir la realización de los objetivos de este régimen, incluida la participación de Irán en una guerra regional y la transferencia de presión a nuestro país.