En una entrevista con el sitio web del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores, recordando que desde la crisis siria, el tema de la migración ha creado diferencias en las actitudes y orientaciones políticas de los Estados miembros de la UE, Farnaz Eskandari afirmó: “La visión pesimista de Europa considera la crisis migratoria como una amenaza a la seguridad nacional, económica, cultural e interna. En este sentido, en muchos Estados miembros se pueden observar nuevas medidas de seguridad, como el control de fronteras y actitudes antiinmigración”.

Afirmó que Hungría, en oposición a la política migratoria de la UE, ha planteado que la migración está en estrecha relación con la seguridad de la Unión y añadió: “En la reunión de la UE sobre la reforma de las leyes de asilo de la Unión, el primer ministro de Hungría hizo una conexión muy clara entre actos terroristas e inmigración y dijo que se resistiría al plan de Bruselas de compartir en todo el bloque la responsabilidad de acoger a los solicitantes de asilo o compartir los costos. En su opinión quienes apoyan la inmigración también apoyan el terrorismo. Sus comentarios se produjeron después de los recientes ataques mortales en Bélgica y Francia por parte de dos extremistas a quienes se les habían rechazado sus solicitudes de asilo”.

Refiriéndose a las advertencias de Polonia sobre el inicio de una nueva ola de inmigración ilegal debido a la guerra del régimen israelí en Gaza, esta experta en cuestiones europeas afirmó: “El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es considerado una de las figuras más extremistas de la UE debido a la fuerte postura de su gobierno contra la inmigración. Apoyando los enfoques nacionalistas, se ha opuesto constantemente al enfoque de la UE ante la afluencia de solicitante de asilo y migrantes, especialmente desde la crisis migratoria de 2015. Su gobierno ha implementado estrictas medidas de control fronterizo, incluida la construcción de vallas a lo largo de las fronteras de Hungría para evitar la entrada de inmigrantes, y cree que cada Estado miembro debería tener derecho a determinar sus políticas de inmigración en función de sus intereses nacionales y preocupaciones de seguridad”.

Al afirmar que las disparidades económicas entre los Estados miembros y las diferencias en ideologías políticas e intereses nacionales han intensificado desacuerdos sobre cuestiones políticas y migratorias, Eskandari agregó: “Cuando los Estados miembros siguen caminos diferentes, el principio de solidaridad y cooperación de la Unión se distorsiona y puede desafiar la unidad de la Unión”.

Destacando que la divergencia entre las políticas de la UE y Hungría en el ámbito de la inmigración incluye diferentes dimensiones, explicó: “La UE enfatiza que la diversidad cultural y la integración son características positivas de la inmigración, y las ve como una oportunidad para enriquecer a las sociedades, pero Hungría prioriza la preservación de su identidad nacional, lo que lleva a un enfoque más cauteloso ante la inmigración para mantener su homogeneidad cultural. La UE ve la inmigración como una solución a los desafíos demográficos y cree que contribuye al crecimiento económico a través de una fuerza laboral diversa y dinámica. Sin embargo, a Hungría le preocupan las posibles presiones sobre la competencia laboral, y por eso prefiere una inmigración controlada para reducir las presiones económicas”.

Señalando la importancia de las cuestiones de seguridad para Hungría y, al mismo tiempo, el apoyo europeo a la integración de los inmigrantes, esta experta en cuestiones europeas dijo: “La UE ha mencionado la inmigración como parte de su visión sobre políticas comunes, pero Hungría, al priorizar la soberanía nacional, busca autonomía para implementar políticas de inmigración que estén más en línea con sus circunstancias y preferencias específicas. En esta situación, la UE se enfrenta al desafío de opiniones y políticas diferentes entre los Estados miembros, lo que puede afectar el enfoque general sobre la inmigración, pero en Hungría, las consideraciones internas, el sentimiento público y la necesidad de abordar preocupaciones nacionales específicas juegan un papel importante en la formación de las políticas de inmigración”.

Eskandari continuó: “El líder húngaro, uno de los políticos de extrema derecha más destacados de Europa, lleva mucho tiempo aislado en la política europea. Orbán ha enojado a los miembros de la UE y la OTAN por su actitud positiva hacia Rusia y por no haber aceptado que Suecia se una a esta alianza militar, de manera que Polonia calificó la política de Orbán hacia Rusia como muy tóxica, lo que causa que casi todo el mundo se aleje de él”.

Continuó diciendo que los mayores partidarios de Hungría en estos días no son los europeos, sino los derechistas estadounidenses, y agregó: “Recientemente Trump elogió al primer ministro húngaro como uno de los líderes más poderosos del mundo. Pero las tácticas y el lenguaje duro que funcionaron para Trump en Estados Unidos no han funcionado tan bien en Europa, donde el éxito político a menudo depende de la formación de coaliciones en las asambleas nacionales y el Parlamento Europeo en Bruselas, y han reducido la influencia de Trump”.

Esta experta en asuntos europeos describió al partido Fidesz de Orbán como aislado y prácticamente solo en Europa y dijo: “Durante la crisis migratoria europea de 2015, Hungría trabajó duro para fortalecer las fronteras exteriores de Europa. Pero Orbán formuló unas propuestas (ampliamente aceptadas en las capitales europeas como una política sensata), en un lenguaje tan vil y racista que todos, excepto los grupos de extrema derecha fuera de Hungría, mantuvieron las distancias de él, y Eslovaquia es el único país que ha acompañado al Sr. Orbán”.

Al afirmar que Orbán cree que la UE ya no cumple ninguna de sus dos promesas de prosperidad y paz, Eskandari añadió: “En cuestiones clave como la inmigración, el sexo y la independencia nacional, Hungría se mantendrá firme mientras el Fidesz esté en el poder. Según las últimas encuestas, el partido del primer ministro tiene ahora una mayoría de tres cuartos y Orbán ha subrayado repetidamente que Hungría quiere permanecer en la UE. Cualquier otra opción equivaldría a un suicidio económico para este pequeño país sin litoral profundamente entrelazado con la UE. En su discurso de 2022, Orbán dijo que no espera que la Unión adopte a nivel europeo la política de inmigración de Hungría, o la política de este país en materia de asuntos exteriores y minorías húngaras. Según Orbán, la UE tampoco puede pedirles a los húngaros que adopten políticas de la Unión y no hay otra solución que la tolerancia”.