Diseñar un programa de este tipo para la construcción y el desarrollo de infraestructura logística es una de las acciones más específicas e importantes de los países árabes para avanzar hacia el desarrollo sostenible en la región, evitando cruzar por el estrecho de Ormuz y reduciendo así el papel de la República Islámica de Irán en las aguas del Golfo Pérsico respecto a la exportación de petróleo de estos países a Europa. Sin embargo, todos los estados miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico no pudieron avanzar en este ambicioso proyecto según el plan. La propagación de la pandemia de COVID-19, la dependencia económica de los países de la región del petróleo y la caída del precio de esta fuente de energía, la falta de coordinación y convergencia política entre los países árabes del Golfo Pérsico y la no lograr un régimen legal único, que es necesario para el establecimiento de cualquier corredor internacional, fueron entre las razones que provocaron que el corredor ferroviario del Golfo Pérsico no avanzara según el plan y no llegara a la etapa de apertura. Por supuesto, la situación de todos los países de este Consejo no es la misma. Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí fueron dos países exitosos en este proyecto, porque pudieron formular un marco sistemático para su transporte ferroviario durante este período y lograr importantes éxitos.
La preparación logística de estos dos países árabes en el Golfo Pérsico por un lado, la membresía de uno de ellos en los Acuerdos de Abraham y el deseo del otro para unirse a este tratado por el otro, llevaron a Estados Unidos y al régimen israelí a desarrollar su propio plan para formar un nuevo corredor con el fin de limitar y minimizar al mismo tiempo la importancia del papel cada vez mayor de la República Islámica de Irán y China. La idea de conectar la región por ferrocarril en 2021 fue propuesta por el régimen israelí en la cumbre I2U2 (una asamblea formada por Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos y la India, establecida a finales de 2021) y posteriormente fue apoyada por la administración Biden, hasta que en la reunión del G20 celebrada a principios de septiembre de 2023, la India, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Israel, con el apoyo de Estados Unidos, acordaron la creación de un corredor marítimo-ferroviario Este-Oeste que permitiría el tránsito comercial entre los países europeos, Israel, Jordania, los países árabes del Golfo Pérsico y la India. Un enorme proyecto para el tránsito de mercancías que parte de la India, pasa por Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Jordania, el régimen israelí y finalmente llega a los países europeos. El propósito de este corredor es conectar Asia del Sur con Asia Occidental y Europa y desarrollar el comercio y la economía entre los países que se encuentran a lo largo de la ruta.
Sin embargo, este proyecto busca varios objetivos políticos también. Este corredor es una de las iniciativas de Estados Unidos para mantener su influencia en la región de Asia Occidental y al mismo tiempo evitar el aumento de la influencia china en esta región. De hecho, dado que la región de Asia Occidental es una parte clave de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, el gobierno estadounidense, especialmente durante la presidencia de Biden, está tratando de reducir el valor estratégico de los planes de China proponiendo este nuevo corredor. Otro objetivo importante de este corredor es sacar a la República Islámica de Irán de una ruta de tránsito clave y reducir la dependencia del transporte global del estratégico estrecho de Ormuz. Esto elimina la posibilidad de que la República Islámica de Irán amenace con cerrar el estrecho de Ormuz en tiempos de crisis (aunque Irán nunca ha utilizado seriamente esta táctica y siempre ha respetado la libertad de navegación y tránsito internacional). Además, este corredor convertirá el camino de los países árabes del Golfo Pérsico y, por supuesto, del régimen israelí en una ruta segura y el centro de gravedad del comercio internacional.
Por lo tanto, parece que el nuevo corredor supone un grave daño a los intereses nacionales de la República Islámica de Irán, por lo que es necesario tomar medidas para hacer frente a los efectos negativos causados por la formación de este corredor, algunos de los cuales son:
– Aprovechar el potencial de la normalización de las relaciones con Arabia Saudí y desarrollar la diplomacia y consultas rápidas y multilaterales con las autoridades de este país para alejarlo de los Acuerdos de Abraham y de la normalización de las relaciones con el régimen israelí, considerando sus consecuencias negativas.
– Amplias consultas para conectar la península arábiga a través de Irán con el Corredor Norte-Sur para una comunicación bidireccional rentable con Eurasia, el Cáucaso, Asia Central y China.
– Planificar y definir estrategias específicas para utilizar la gran capacidad de las costas y puertos de Irán, Irak, Kuwait y Arabia Saudí para conexiones de tránsito bilaterales.
– Buscar la conexión de tránsito bilateral del puerto de Dammam y el puerto Imam Khomeini con el fin de garantizar los intereses comunes de Irán y Arabia Saudí.
– Aprovechar las relaciones políticas y legales para alentar aún más a la India a cumplir sus promesas y obligaciones hacia el Puerto de Chabahar.
– Cooperar con China para alcanzar una solución común para enfrentarse a los objetivos anti iraníes y anti chinos del nuevo corredor.
Parece que aunque la formación del nuevo corredor de transición reducirá en cierta medida el espacio geopolítico y geoestratégico para Irán, pero las puertas de la diplomacia siempre están abiertas y existe la posibilidad de negociar con los países. La cuestión aquí es que no se debe permitir que los planes anti iraníes se implementen sin ningún problema, a menos que también se tengan en cuenta de alguna manera los intereses de Irán.
0 comentarios