El belicismo de grupos terroristas y takfiris, las presiones y el apoyo extranjero ilimitado de Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, etc., a ISIS y otros opositores, habían puesto a Siria en una situación tan peligrosa que pocos imaginaban que alguna vez se libraría de esta compleja situación para volver a su vida normal, pero esto ha sucedido y hoy después de años, Siria ha alcanzado una estabilidad relativamente adecuada y ha restaurado gran parte de su integridad territorial.
El regreso paulatino a la era anterior a la crisis ha provocado que Siria, especialmente en las últimas semanas, vuelva a estar en el foco de atención de países extranjeros, especialmente Emiratos Árabes Unidos y Turquía. En los últimos días, el ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos visitó Siria por segunda vez en el último año y se reunió y habló con Bashar al-Ásad.
Durante los años de la crisis, los Emiratos Árabes Unidos fueron uno de los partidarios del derrocamiento de Bashar al-Ásad y uno de los partidarios financieros y políticos de los grupos terroristas y de oposición en Siria. Este país también jugó un papel importante en la expulsión de Siria de la Liga Árabe.
Además, en los últimos meses, el gobierno turco ha adoptado una política «conciliadora» hacia Siria con el fin de normalizar las relaciones, de modo que en estos meses, los responsables militares, políticos y de seguridad de los dos países se han reunido en varias ocasiones de forma oficial y extraoficial, y Erdogan también ha propuesto reunirse con su homólogo sirio.
Los acontecimientos políticos recientes muestran que los Emiratos Árabes Unidos, con la participación de Turquía y Rusia, están definiendo «nuevas relaciones» centradas en Siria.
Teniendo en cuenta lo mencionado, se deben considerar varios puntos importantes:
- Desde 2016 y tras el fracaso de los procesos anteriores de paz en Siria, incluido el plan de la Liga Árabe, el Grupo de Amigos de Siria, la iniciativa rusa, el plan de Kofi Annan, los procesos de Ginebra y Viena, etc., cualquier diálogo con el tema de Siria y en sus diversas dimensiones, se ha hecho en el marco de un mecanismo llamado «Astaná».
Ahora la pregunta es, a pesar del «Proceso de Astaná» que ha demostrado su eficacia en gran medida y ha celebrado 7 reuniones a nivel de líderes y 19 reuniones a varios otros niveles, y se han establecido vínculos en el marco de este proceso entre los principales países beneficiarios, ¿qué necesidad hay para la formación de otros procesos o relaciones respecto a Siria? ¿Y cuáles son los motivos obvios y ocultos de estos movimientos e iniciativas?
La formación de cualquier otro nuevo título para solucionar una crisis o problema en sólo dos casos parece lógica, razonable y justificable; Primero, en el caso de que los mecanismos anteriores no fueran efectivos y fructíferos y terminaran sin logros significativos. Segundo, el nuevo proceso debe tener nuevas experiencias, garantizar perfectamente la implementación y ser más efectivo que los mecanismos anteriores para que pueda generar más beneficios para Siria en el menor tiempo posible y a un bajo costo.
Las experiencias y eficiencia del proceso de Astaná, así como la confianza en sus soluciones en la región, hacen injustificable la formación de cualquier nuevo marco con diferentes títulos en torno a Siria, a menos que se trate de algún trabajo similar o que haya objetivos más allá de Siria detrás de él.
- En el caso de la formación de un nuevo proceso cuyos objetivos reales, motivación y dimensiones aún no están claros, y tampoco hay noticias de la presencia del partidario más importante del gobierno sirio y el actor más efectivo en los desarrollos internos de este país, es decir la República Islámica de Irán, ¿realmente seremos testigos de desarrollos y cambios especiales con respecto a la cuestión siria?
La respuesta a esta pregunta es simple y fácil. A pesar del proceso de Astaná como un «modelo efectivo» acordado por muchos actores de la crisis siria, no hay necesidad de crear otro marco. Astaná es un proceso probado y exitoso. Como resultado, no se puede considerar ninguna alternativa para ello.
- Los recientes movimientos diplomáticos en torno a Siria, que se están llevando a cabo con la participación de Rusia, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, tienen un «punto destacado» y ese es la «ausencia» de la República Islámica de Irán.
La República Islámica de Irán es el aliado más importante de Siria. La asistencia técnica, política, de asesoramiento y de inteligencia de Irán ha jugado un «papel fundamental» en la prevención de la caída de Bashar al-Ásad, la destrucción de ISIS, la restauración de la integridad territorial y la restauración de la soberanía nacional de este país.
En consecuencia, no es posible solucionar los problemas de Siria y crear posibles acuerdos regionales e internacionales, ignorando a un país que tiene relaciones privilegiadas con este país y ha jugado un papel clave en la transición de Siria de la crisis interna.
- La política conciliadora de algunos países árabes y no árabes, incluidos los Emiratos Árabes Unidos y Turquía, que hasta hace poco estaban en las filas de los opositores al sistema político sirio y buscaban derrocar a Bashar al-Ásad, es una política correcta que la República Islámica de Irán también acoge con beneplácito. Por supuesto, las relaciones exteriores de Siria son un asunto que les concierne a los sirios, aunque Damasco siempre ha tenido en cuenta la vigilancia de la República Islámica de Irán al respecto.
La República Islámica de Irán sigue una política estable hacia Siria que incluye los siguientes indicadores y apoya cualquier mecanismo que se encuentre dentro de este marco:
1- Mantener la soberanía, la integridad territorial y la estructura política de Siria;
2- Resolver políticamente la crisis siria mediante soluciones internas e intrarregionales;
3- Participación en la reconstrucción de Siria;
4- Cooperación para brindar y garantizar la seguridad y estabilidad en este país;
5- Intentar revivir la posición de Siria en la región, el mundo islámico y entre los países árabes.
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