Hamid Khosh Ayand, experto en cuestiones regionales
El viaje de Golani a Turquía y Arabia Saudí fue algo natural, considerando el papel destacado que ambos países han desempeñado en los acontecimientos en Siria durante años, y siempre buscaban derrocar a Bashar al-Ásad. Sin embargo, esto no es tan normal sobre Francia, al menos en las circunstancias actuales.
Después del colapso del Imperio Otomano, Siria estuvo bajo el mandato de Francia entre 1920 y 1946. Tras el inicio de la crisis siria en 2011, Francia apoyó a la oposición a Bashar al-Ásad. A pesar de esto y de la larga intervención de Francia en Siria, en los últimos años y tras el fin de la guerra siria y con la influencia de Rusia e Irán en Damasco, París había quedado marginada de los acontecimientos en este país.
Después del derrocamiento de Bashar al-Ásad, el gobierno francés ha vuelto a participar activamente en los acontecimientos del país y está buscando ampliar la cooperación bilateral con los nuevos gobernantes sirios. Los informes disponibles, incluidos documentos del diario Les Échos, indican que en las últimas semanas, algunas empresas francesas como Total y Veolia han estado negociando con los gobernantes sirios para participar en proyectos de petróleo, gas y agua. Mientras tanto, el gobierno francés ha preparado planes para facilitar el acceso de las pequeñas y medianas empresas francesas a sectores clave como la energía, la construcción, la agricultura, las telecomunicaciones y la sanidad en Siria.
Dado que Francia es la primera potencia política de la UE y se considera un actor importante en la diplomacia internacional, la corriente política que gobierna Damasco, que busca ganar legitimidad internacional y atraer ayuda extranjera para reconstruir y reactivar la economía siria, recibe con beneplácito las posiciones de París y desea ampliar la cooperación bilateral con este país.
Al fortalecer las relaciones políticas y diplomáticas con los nuevos gobernantes sirios, Francia persigue numerosos objetivos e intereses. La preocupación por el resurgimiento de los grupos terroristas, el control de los inmigrantes, la cuestión de los refugiados que han llegado incluso a las ciudades francesas, la presencia en el mercado sirio de 18 millones de personas, la competencia con Moscú y Ankara, el fortalecimiento del equilibrio de poder a favor de Occidente especialmente contra Rusia, y el fácil acceso a los recursos energéticos se encuentran entre los objetivos importantes del gobierno francés en Siria, sobre los que negociará con Golani en París.
Además de los objetivos mencionados, hay un objetivo importante y estratégico también, es decir reforzar la influencia de Francia en Siria, que un día era uno de los países bajo el control del gobierno francés en la región. En otras palabras, al invitar a Golani y presentarle propuestas políticas, económicas y comerciales, incluido el apoyo diplomático, el levantamiento de las sanciones, la concesión de préstamos a bajo interés, la participación en proyectos energéticos y la presencia de empresas francesas en el proceso de reconstrucción, Macron busca restaurar el antiguo poder de Francia en Siria y convertir a este país en su esfera de influencia en Asia Occidental y el Mediterráneo oriental.
Para lograr los objetivos e intereses declarados, los activistas económicos y algunos círculos políticos en Francia creen que la diplomacia económica del país en Siria debe priorizar dos objetivos clave. Primero, levantar las sanciones internacionales y restaurar la confianza de Siria en el compromiso de Francia. En este sentido, Francia debería trabajar para reducir las restricciones comerciales de la UE y Estados Unidos, proporcionando al mismo tiempo apoyo jurídico a las demandas de los nuevos gobernantes de Siria. Segundo, hacer que Bashar al-Ásad comparezca ante la Corte Penal Internacional, lo que podría servir como símbolo del poder de Francia y de su compromiso con la justicia ante la opinión pública siria.
A pesar de todos los esfuerzos del gobierno francés y sus planes de futura influencia económica y política en Siria, incluso si los actuales gobernantes de Damasco quisieran, París solo podría influir en pequeñas partes del país. Siria es actualmente el patio trasero de Estados Unidos, el régimen israelí, Turquía y Arabia Saudí, lo que limita mucho la presencia o influencia de otros países. Los rusos también buscan regresar a Siria y, debido a sus conflictos con el gobierno francés, impedirán que ese país entre en su esfera de influencia en Siria.
Esto ocurre mientras la opinión pública siria no confía mucho en los franceses debido a las sanciones que los gobiernos occidentales, incluida Francia, han impuesto al país durante los últimos 14 años, sanciones que han puesto al pueblo en situaciones difíciles.
0 comentarios