Hamid Khosh Ayand, experto en cuestiones regionales
Este plan fue discutido varias veces en los círculos internos de Estados Unidos y del régimen israelí durante la guerra de Gaza, pero la resistencia del pueblo de Gaza, de Hamás y de la Yihad Islámica no permitió que se realizara.
El desplazamiento de la población de Gaza forma parte de un gran sueño que considera que para realizar el Estado de Israel es necesario trasladar a la población de Cisjordania a Jordania, a los habitantes de la Franja de Gaza a Egipto y a los palestinos y árabes que viven en los territorios ocupados a otros países.
El objetivo que el régimen sionista no logró alcanzar en la guerra, ahora ha sido planteado por enésima vez por parte de Trump y tras el cese de la guerra. En los últimos días, en línea con elementos de la extrema derecha del régimen sionista, el presidente estadounidense ha pedido en sus polémicas declaraciones la evacuación completa de la región de Gaza y el asentamiento de los palestinos en los países árabes vecinos, bajo el pretexto de resolver los problemas en Gaza. Trump ha calificado su plan como una estrategia para una evacuación efectiva de Gaza.
Esta es la primera vez que un presidente estadounidense plantea explícitamente y públicamente el viejo sueño del régimen israelí de expulsar a los residentes de Gaza. Al parecer, el gobierno de Estados Unidos pretende obligar a Jordania y Egipto a aceptar y asentar a más de dos millones de palestinos, utilizando incentivos financieros y económicos y, si es necesario, amenazas y presión política y económica.
Por supuesto, el plan de Trump no es más que un sueño, ya que enfrenta grandes obstáculos, los más importantes de los cuales vienen a continuación:
El primer obstáculo es que el plan de Trump enfrenta una seria oposición en el origen y el destino, y no existen las condiciones necesarias para avanzarlo e implementarlo. La experiencia ha demostrado que el pueblo resistente de Gaza no se someterá a la aplicación de tal plan bajo ninguna circunstancia y no abandonará Gaza.
Como se mencionó, durante más de 70 años el gobierno de Estados Unidos y el régimen israelí han buscado la expulsión de los residentes de Gaza de diversas formas. Desde 1953, cuando Egipto, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Asia Occidental (UNRWA) y Estados Unidos acordaron por primera vez reasentar a 12 mil familias de refugiados palestinos de la Franja de Gaza en la península del Sinaí, el plan ha estado en la agenda de Estados Unidos e Israel pero definitivamente no es posible implementarlo.
Las realidades de Gaza son diferentes a lo que imaginan los estadounidenses y los sionistas. Durante los últimos 70 años, Gaza ha sufrido agresiones militares y diversas presiones, y ha soportado condiciones extremadamente difíciles. A pesar de las grandes catástrofes humanitarias impuestas al pueblo de Gaza, su población se ha vuelto más resistente que nunca a la expulsión y el desplazamiento.
Si la gente de Gaza hubiera querido abandonar Gaza, lo habría hecho durante la reciente guerra, cuando se encontraba en las peores condiciones vitales, humanitarias, de seguridad y económicas, y ni siquiera tenía acceso a agua potable. Pero debido a la voluntad y resistencia del pueblo, esto no ocurrió. No se puede obligar a abandonar Gaza a un pueblo que ni se ha desplazado del norte al sur de Gaza.
El segundo obstáculo es la fuerte oposición de Egipto y Jordania a la implementación de dicho plan, pues lo consideran causa de propagación de conflictos y contrario a sus intereses y seguridad nacionales. En respuesta a la solicitud del presidente estadounidense para desplazar temporalmente a los residentes de Gaza a países vecinos, el ministro de Relaciones Exteriores de Jordania escribió en su cuenta de X: “Nuestra oposición al desplazamiento es permanente e inmutable, y es esencial para lograr la estabilidad y la paz que todos deseamos”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio también emitió una declaración en la que afirma: “El desplazamiento forzoso de los palestinos de sus tierras, ya sea temporal o a largo plazo, es inaceptable. El Cairo se opone a cualquier daño a los derechos del pueblo palestino mediante la construcción de asentamientos o la anexión de tierras”.
Vale la pena señalar que el plan de Trump también fue propuesto por los líderes de Tel Aviv al comienzo de la guerra de Gaza, pero Jordania y Egipto rechazaron firmemente tal propuesta.
El tercer obstáculo es la oposición generalizada a nivel regional e internacional al desplazamiento de la población de Gaza. Parece que, aparte del gabinete del régimen sionista y los elementos extremistas dentro del régimen, así como el gobierno de Estados Unidos, ningún país o institución regional o internacional, incluso entre los socios de Estados Unidos, está a favor de desplazar al pueblo de Gaza fuera de la Palestina ocupada.
El cuarto obstáculo es la incompatibilidad de este plan con las convenciones de derecho internacional y las resoluciones internacionales. Por ejemplo, el párrafo 1 del artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra prohíbe los traslados en masa o individuales, de índole forzosa, así como las deportaciones de personas protegidas del territorio ocupado al territorio de la potencia ocupante o al de cualquier otro país. Tanto la Carta de Núremberg de 1945 como el Estatuto de la Corte Penal Internacional definieron la deportación masiva de una población civil como un crimen contra la humanidad.
El quinto obstáculo es la oposición a este plan dentro de Estados Unidos, incluso dentro del Partido Republicano. Por ejemplo, el senador republicano Lindsey Graham, conocido por su extremismo, su belicismo y su apoyo al régimen israelí, no considera que implementar tal idea o plan sea práctico.
Por lo tanto, es natural que estas cuestiones, antes de que sean una solución al problema de Palestina y del pueblo de Gaza, sean una fuente para el surgimiento de otras cuestiones y el comienzo de una nueva ronda de conflictos y violencia. Además, proponer tales ideas alienta al régimen criminal israelí a continuar su guerra y sus crímenes humanitarios en Gaza.
Intentar expulsar a los residentes de Gaza es la línea roja de los grupos de Resistencia palestinos y del Eje de la Resistencia Islámica en la región. La única solución a la cuestión palestina es el fin de la ocupación y la liberación de Jerusalén.
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