Hamid Khosh Ayand, experto en cuestiones regionales
Bezalel Yoel Smotrich, ministro extremista de Finanzas del régimen sionista, anunció en una declaración pública en el parlamento de este régimen: “¡2025 será el año en que Israel impondrá su soberanía sobre Cisjordania. Les he ordenado a la División de Asentamientos y a la Administración Civil, ambas dependencias del Ministerio de Defensa, que comiencen los preparativos de la infraestructura necesaria para implementar esta política!”
Orit Strook, ministra de Asentamientos y Misiones Nacionales del régimen sionista, también ha afirmado al respecto: “Nuestra oficina está trabajando a toda velocidad para implementar la soberanía sobre Cisjordania”.
Analizar los círculos políticos y mediáticos del régimen israelí también muestra que el primer ministro sionista planea incluir la anexión de Cisjordania y el ejercicio de la soberanía sobre ella en la agenda del gabinete después de que Donald Trump entre en la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.
Anteriormente, el sitio web estadounidense Mondoweiss, activo en el ámbito de las relaciones entre Estados Unidos y Palestina y el régimen sionista, citando el discurso de junio de 2024 del ministro de Finanzas del régimen ante los líderes de los asentamientos, afirmó que el plan del régimen incluye la anexión de más del 60% de las áreas de Cisjordania a las tierras ocupadas.
En Cisjordania, excluida Jerusalén Este, viven 3 millones de palestinos, junto con unos 500 mil israelíes que viven en asentamientos que son ilegales según el derecho internacional.
El nuevo plan de anexión de Cisjordania a los territorios ocupados muestra que las autoridades de Tel Aviv cuentan con el apoyo de Trump para avanzar en esta idea, asumiendo que no enfrentarán obstáculos o desafíos internacionales y regionales; Sobre todo porque Trump fue uno de los principales partidarios de la anexión de Cisjordania, el reconocimiento de la soberanía del régimen sionista sobre el Golán ocupado y el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén ocupada durante su mandato anterior.
Sin embargo, contrariamente a la opinión de las autoridades sionistas, considerando los acontecimientos en la región durante el año pasado, la anexión de Cisjordania no es una tarea fácil, porque dicho plan enfrenta serios obstáculos y desafíos en tres niveles nacional, regional e internacional.
Esto mientras que la implementación de tal plan está más allá de la capacidad política, militar, económica y de seguridad del régimen sionista, considerando la experiencia que Israel ha tenido en la guerra de Gaza y el Líbano, y ni siquiera ha logrado sus objetivos mínimos.
En el primer paso, dicho plan enfrenta importantes obstáculos tanto dentro del régimen como en Cisjordania. Vale la pena mencionar que en 2020, cuando el régimen israelí se encontraba en una situación mucho mejor que hoy, quería anexar alrededor del 30% de Cisjordania (la mitad del área actual) a los territorios ocupados, lo que enfrentó fuertes protestas y oposición de los círculos políticos, mediáticos y de la opinión pública. Porque, según la oposición, la implementación de tal plan no solo provocaría el aumento de amenazas militares y de seguridad, sino que también podría crear otra Intifada mucho más grave que la anterior en Cisjordania.
Incluso hoy, estas amenazas siguen existiendo, con la diferencia de que los palestinos tienen más motivación y poder para tomar acciones anti-sionistas y confrontar al régimen. Es natural que si las autoridades sionistas intentan implementar el plan de anexión, no se enfrentarán con una nueva Intifada, sino que probablemente con otra Tormenta de Al Aqsa pero esta vez desde Cisjordania, especialmente por parte de la nueva generación de combatientes que no están afiliados a ninguna organización y piensan día y noche en vengarse del régimen.
A nivel regional e internacional, el plan de anexión de Cisjordania ha enfrentado una fuerte reacción. Por ejemplo, varios países árabes e islámicos, entre ellos Qatar, Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Turquía etc., condenaron enérgicamente las declaraciones de las autoridades sionistas y advirtieron sobre las consecuencias de cualquier nueva aventura sionista en Cisjordania. Cabe señalar que iniciar la implementación de tal plan dañará gravemente la cooperación del régimen sionista con algunos países árabes, incluidos Egipto y Jordania.
Además, dicho plan ha recibido reacciones en varios países europeos, entre ellos Alemania, Francia, Bélgica, Inglaterra, etc. Josep Borrell, responsable de la política exterior de la UE, ha advertido al respecto: “Este hecho se trata de una medida clara y evidente de anexión ilegal”.
Por supuesto, la oposición de los países occidentales a la anexión de Cisjordania no se debe a su interés en la nación palestina y sus derechos legítimos, sino básicamente se debe a su interés en el régimen sionista y al miedo a otra crisis que podría acelerar y facilitar el proceso de colapso de Israel mientras se encuentra en el pantano de Gaza y el Líbano.
En cualquier caso, avanzar en el plan para anexar Cisjordania a los territorios ocupados en una situación en la que el régimen sionista, a pesar del apoyo total de Estados Unidos y los países occidentales, aún no ha podido capturar ni siquiera una pequeña parte de Gaza o el Líbano o ejercer poder e influencia en ellos, y mientras se encuentra en los días más débiles de su vida y no puede resistir más de unas pocas semanas contra la Resistencia palestina sin el apoyo de Estados Unidos, es irrealizable.
Otro punto digno de mención es que la Resistencia Islámica no guardará silencio sobre la implementación de tales planes y amenazará al régimen con consecuencias devastadoras.
Según todo lo mencionado, si el régimen israelí intenta anexar Cisjordania por cualquier motivo, esto significa entrar en un camino muy peligroso y pondrá al régimen en una situación mucho más difícil que la que enfrenta en Gaza y el norte de Palestina ocupada, cuyas consecuencias afectarán también a Estados Unidos y a los países occidentales.
Esta cuestión es tan peligrosa que Richard Haas, un teórico estadounidense, reaccionó a tales afirmaciones en una entrevista y afirmó: “La cuestión de la anexión de Cisjordania no redunda bajo ninguna circunstancia en interés del régimen sionista ni de sus sólidas relaciones con Estados Unidos”.
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