Aunque aparentemente este viaje tiene un valor simbólico, es una especie de demostración del poder de Arabia Saudí, que en los últimos años ha intentado presentarse como el líder del mundo islámico y mostrarse como un país equilibrado y expansionista. En consecuencia, la visita de la delegación saudí a los territorios palestinos ocupados no tiene solo aspectos simbólicos; La delegación saudí se reunirá con Mahmud Abás, jefe de la Autoridad Nacional Palestina, en Ramala. La planificación de tales reuniones es en realidad una especie de preparación de las condiciones para alcanzar acuerdos que conduzcan a una posible solución de la cuestión palestina y luego, si es posible, la normalización de las relaciones saudíes con el régimen israelí. De hecho, Mohamed bin Salmán, que hasta hace algún tiempo fue odiado por el asesinato de Jamal Khashoggi y los problemas internos causados por la crisis de sucesión, ahora ha logrado adoptar enfoques nuevos y populares en el ámbito internacional, y ha situado a sí mismo y a su país en la posición de un actor clave e influyente, de modo que aparentemente todos los sueños de paz acaban con él y su país”.
En este sentido, en medio de los esfuerzos diplomáticos para llegar a un acuerdo con el régimen sionista, por un lado Arabia Saudí está tratando de presionar a las autoridades de este régimen para recibir concesiones, por pequeñas que sean, a favor de los palestinos, y por otro lado, mientras negocian con las autoridades palestinas, también quieren incentivarlos a que avancen hacia acuerdos pacíficos. Por supuesto, la resolución de la cuestión palestina y la mediación para poner fin a los conflictos históricos entre Palestina y el régimen israelí en nombre de Arabia Saudí no es el único objetivo de los saudíes. La nueva Arabia Saudí está tratando de convertirse en la principal potencia de Asia Occidental, y la realización de este objetivo requiere tener todas las herramientas de poder”.
Es por eso que este país busca adquirir tecnologías que puedan cambiar las estrategias de la región y del mundo, en campos como la energía nuclear y la inteligencia artificial. Desde finales de 2020, Arabia Saudí ha diseñado su estrategia nacional en el campo de los datos y la inteligencia artificial con el objetivo de atraer 20 mil millones de dólares de inversión extranjera y nacional para 2030 y está en estrecha competencia con la República Islámica de Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Qatar y el régimen israelí, que son destacados actores regionales en este campo. El resultado de estos planes fue que en 2023, Arabia Saudí estuvo en la cima de la tabla mundial de “Estrategia Gubernamental de Inteligencia Artificial”, lo que muestra la profundidad de la voluntad y la seriedad de este país en la implementación de su estrategia nacional.
A pesar de que las ambiciones de Arabia Saudí en el campo de la inteligencia artificial no se han visto seriamente obstaculizadas por las grandes potencias, las solicitudes de este país de lograr el enriquecimiento de uranio y la tecnología nuclear tienen oponentes serios y tenaces. Estados Unidos y el régimen israelí están a la cabeza de estos oponentes; Porque creen que dar permiso a Arabia Saudí para enriquecer uranio es una amenaza para el régimen israelí y conducirá a una carrera armamentista en Asia Occidental. La existencia de discrepancias en estos campos, junto con la petición de Arabia Saudí de establecer un acuerdo de defensa con Washington, ha provocado que funcionarios estadounidenses anuncien que la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel está aún lejos de alcanzarse. Sin embargo, el régimen israelí todavía espera o al menos intenta mantener abiertas las negociaciones para la normalización de las relaciones con Arabia Saudí. Así que Israel ha anunciado que no solo el acuerdo con Arabia Saudí se firmará en el primer trimestre de 2024 en la Casa Blanca, sino que además de Arabia Saudí, también incluirá a otros seis o siete países.
Ahora bien, aceptemos la actitud pesimista de Estados Unidos o creamos en el enfoque optimista del régimen israelí, algo es innegable; Lo de que Arabia Saudí ha entrado en un juego competitivo con las potencias regionales y se está convirtiendo en una potencia superior y según dicen en el líder indiscutible del mundo islámico. A diferencia de otros países de la región que solo se centran en diseñar una visión y no están decididos en hacerla realidad, Arabia Saudí ha tenido un gran desempeño en la implementación de su programa “Visión 2030”, cuyo objetivo es hacer de este país el más exitoso de la región para reducir su dependencia del petróleo, y busca diversificar la economía y desarrollar sectores como la salud, la infraestructura, la educación, la recreación y el turismo. En tal situación, la única preocupación no es el desarrollo del Acuerdo de Abraham y la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí y algunos otros países árabes e islámicos con el régimen israelí; Más bien, considerando las nuevas condiciones en la región y la posición estratégica amenazada de Irán, si no se toman medidas adecuadas, nuestro país podría perder su posición e importancia clave en un futuro no muy lejano, y en consecuencia, perderá su poder de negociación en la región, y se convertirá en un actor pasivo de los acontecimientos.
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