Simultáneamente con el aumento de las fallas militares y de seguridad contra la Resistencia Palestina y el debilitamiento de la disuasión del régimen sionista, varios comandantes y estrategas militares y de seguridad de este régimen planearon asesinar a los principales comandantes de la Resistencia Palestina, incluidos Saleh al-Arouri, jefe adjunto del buró político de Hamás, Seyed Hasan Nasralá, líder de Hezbolá en el Líbano, Ziad al-Najale, secretario general de la Yihad Islámica y Yahya Sinwar, líder de Hamás en la Franja de Gaza. En su punto de vista estas personas han tenido un papel fundamental en la derrota de los planes del régimen sionista y le han sugerido su asesinato a Netanyahu.
En este sentido, Benjamín Netanyahu, al celebrar una reunión de seguridad en la ciudad de Sederot, ha amenazado con lanzar próximamente una política del terror en Cisjordania, la Franja de Gaza y el sur del Líbano.
El asesinato de líderes de la Resistencia Palestina se lleva a cabo desde hace 70 años con el objetivo de amenazar a los palestinos para que se abstengan de realizar operaciones militares contra los ocupantes y los colonos israelíes.
Actualmente, considerando que el régimen sionista no tiene la fuerza necesaria para participar en un conflicto a largo plazo con los palestinos, y en una situación en la que el resultado de cualquier guerra con los grupos de Resistencia ha sido un fracaso en varios frentes para los israelíes, los líderes sionistas están tratando de asesinar a los principales líderes y comandantes de la Resistencia Palestina.
Los líderes sionistas buscan lograr los siguientes objetivos al revivir la política del terror:
- a) Destruir o interrumpir el proceso de toma de decisiones de la Resistencia Palestina y, como resultado, detener el poder de los grupos de Resistencia;
- b) Compensar las sucesivas derrotas contra los palestinos a través de retomar la iniciativa en los campos de batalla;
- c) Mejorar su imagen regional e internacional;
- d) Encubrir crisis internas y desviar la opinión pública de los asuntos internos hacia los externos.
Mientras el régimen sionista busca revivir las operaciones terroristas, esta política tendrá importantes consecuencias para los ocupantes.
Considerando que los grupos de Resistencia Islámica, especialmente en el último año y medio, y luego de la batalla de Saif al-Quds, han alcanzado una alianza, coherencia y sinergia estratégica, así como la creación de varios frentes, por lo tanto es natural que el asesinato de los comandantes de la Resistencia se enfrente con la dura reacción de los grupos que están presentes en todos los territorios ocupados.
Reavivar la política del terror no solo no tiene efectos en cambiar la situación política y de seguridad a favor del régimen sionista, sino que por el contrario, provoca el inicio de una nueva ronda de conflictos en los territorios ocupados, cuya característica más importante será una guerra de múltiples frentes.
Una guerra de múltiples frentes es una situación que el régimen sionista teme, y en los últimos años siempre ha tratado de controlar el campo de batalla de tal manera que las guerras no se conviertan en una guerra de múltiples frentes, y que el círculo de confrontación con los grupos de Resistencia siga siendo limitada y pequeña. El debilitamiento de la existencia y el colapso será la consecuencia más estratégica del posible inicio de una guerra de múltiples frentes en los territorios ocupados.
Reactivar la política del terror no sólo no modifica el equilibrio de poder en los territorios ocupados, sino que por el contrario, agrava el proceso de equilibrio del terror, una cuestión cuyas consecuencias militares, políticas, psicológicas, de seguridad etc. estarán más allá de la imaginación de los sionistas.
Revivir la política del terror no es un signo de poder, sino un signo de debilidad e impotencia. Contrariamente a lo que se dice en los círculos políticos y de seguridad y en los medios de comunicación del régimen sionista, el asesinato de los líderes y comandantes de la Resistencia Islámica en Palestina y el Líbano, que de hecho es un ataque a las líneas rojas de la Resistencia Islámica, es una política costosa y complicada que puede afectar a toda la región y a los territorios ocupados. Además, no está claro que tal política logre los objetivos del régimen sionista.
El plan para asesinar a los líderes de la Resistencia Palestina es un acto suicida del régimen sionista, porque hoy en día, las capacidades de los grupos de Resistencia palestinos no son comparables a los últimos meses, años y décadas, y día a día estos grupos se vuelven más poderosos.
0 comentarios