Esta reunión tuvo lugar cuando Irak albergaba la cumbre anual de jefes de parlamentos árabes en Bagdad, y Mohamed Al-Halbousi, presidente del Parlamento de Irak y jefe periódico de los parlamentos árabes, propuso una visita a Siria. Irak cree que Siria es uno de los países árabes más importantes de Asia Occidental, y cualquier cambio que ocurra en este país definitivamente tendrá un impacto en los países árabes de la región, incluido Irak.
Esta se considera la primera reunión colectiva de jefes de parlamentos árabes desde el comienzo de la crisis siria en marzo de 2011, en la que los jefes de parlamentos de Irak, Jordania, Egipto, Libia, Palestina, Emiratos Árabes Unidos y también delegaciones de los parlamentos del Reino de Omán y el Líbano estuvieron presentes. Estos países creen que Siria jugó un papel importante en el establecimiento de la Liga Árabe el 22 de marzo de 1945 en El Cairo, Egipto, y la expulsión de este país de la Liga Árabe fue una decisión precipitada. Además, Siria, que tiene un parlamento de 80 años, es uno de los fundadores de la Unión Interparlamentaria Árabe y ha desempeñado un papel positivo en la creación de armonía entre los países árabes durante las últimas décadas.
La no asistencia de las delegaciones parlamentarias de algunos países árabes, como Qatar, Arabia Saudí, Kuwait, Marruecos y Baréin, demuestra que los países árabes tienen discrepancias respecto al regreso de Siria a la Liga Árabe.
Después del inicio de la crisis de Siria, a pedido de Arabia Saudí, se suspendió la membresía de Siria en algunas instituciones árabes, incluida la Liga Árabe y la Unión Interparlamentaria Árabe. Arabia Saudí y algunos países miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico han jugado un papel destructivo desde el comienzo de esta impresionante crisis. Los resultados de los informes muestran que Arabia Saudí y varios países árabes que son miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico han brindado más de 80 mil millones de dólares en ayuda financiera a grupos terroristas en Siria. La expulsión de Siria de la Liga Árabe, que se produjo a petición oficial de los estados miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo Pérsico, estuvo en línea con la presión política sobre el gobierno de Bashar al-Ásad. Esta decisión se tomó bajo la presión de los Estados Unidos y algunos países europeos y el lobby sionista, pero al mismo tiempo el gobierno de Damasco anunció que tal decisión no afectará la voluntad del pueblo sirio para hacer frente a los terroristas, grupos que han entrado en Siria desde varios países árabes. Aunque la suspensión de la membresía de Siria en la Liga Árabe y la Unión Interparlamentaria Árabe no tuvo mucho impacto político en la situación interna de Siria, fue una medida específica para aislar al gobierno sirio. Ahora que Siria ha superado este conflicto tras 12 años de crisis interna y con un coste de 600 mil millones de dólares por la destrucción de ciudades y la muerte de cerca de 700 mil personas, algunos países árabes intentan restablecer sus relaciones con Damasco.
La visita del presidente sirio Bashar al-Ásad al Reino de Omán y la visita del ministro de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Abdullah bin Zayed Al Nahayan a Damasco muestran que la política de aislamiento de Siria en el Mundo Árabe no tiene ningún efecto sobre el colapso del gobierno sirio. Pero entre estos países, Arabia Saudí, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos establecieron una serie de precondiciones para el gobierno de Bashar al-Ásad para la vuelta de Siria al grupo de países árabes. Entre estas precondiciones se encuentran la terminación o reducción de las relaciones entre Damasco y Teherán, la Resistencia Islámica de Palestina y el Eje de Resistencia, que el gobierno de Bashar al-Ásad definitivamente no aceptará bajo ninguna circunstancia. El gobierno de Bashar al-Ásad es muy consciente de la posición geopolítica de la República Islámica de Irán en la región y el mundo, y el papel que desempeña Irán en la represión de los grupos terroristas en Siria.
El presidente sirio sabe muy bien que Irán es la profundidad estratégica de Siria y Palestina, y sin la República Islámica de Irán, la posición de Siria en la región se verá seriamente dañada. Por lo tanto, las relaciones Teherán-Damasco no se han visto afectadas por las presiones regionales e internacionales no solo ahora sino tampoco durante la presidencia del difunto Háfez al-Ásad, el expresidente de Siria, y no se verán afectadas en el futuro. Las frecuentes visitas de Bashar al-Ásad a Teherán durante los últimos 12 años y su reunión con el Líder de la Revolución Islámica indican la existencia de una seria voluntad entre los estadistas sirios de mantener y fortalecer las relaciones políticas con la República Islámica de Irán.
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