En el incidente del ataque a la Embajada de este país en Londres en agosto de 2022 por parte del grupo kuwaití “Etihad Khodam Al-Mahdi”, que duró un tiempo considerable, la República de Azerbaiyán no acusó a la Policía de Londres de negligencia, ni planteó el tema de evacuar la Embajada y suspender o reducir el nivel de relaciones con Inglaterra. En ese incidente, que tuvo motivaciones políticas, los medios de comunicación de la República de Azerbaiyán se manejaron estrictamente para que no se publicara material negativo significativo contra Londres, e incluso se normalizó la posibilidad de un ataque a centros diplomáticos y, finalmente, el tema quedó en silencio sin esclarecerse las raíces de este ataque para la opinión pública.
Según las experiencias mundiales y de acuerdo con las normas sociales, en tales casos las partes se abstienen de tomar posiciones precipitadas y sin fundamento, pero lamentablemente, el aparato de los medios de comunicación y algunos funcionarios oficiales de la República de Azerbaiyán, desde el principio y de manera coordinada, además de hacer declaraciones intervencionistas en los asuntos internos de Irán, afirmaron que el incidente fue terrorista y que las instituciones de inteligencia de Irán tuvieron algo que ver con este asunto. Esta no es la primera vez que se realiza un ataque a uno de los lugares diplomáticos del mundo. Por ejemplo hemos visto el asesinato del embajador ruso en Turquía o el intento de asesinato al embajador alemán en Finlandia. Estos casos se hicieron por motivos políticos, mientras que lo que sucedió en la Embajada de la República de Azerbaiyán en Teherán fue completamente por motivos personales.
Ziyafat Asgarov, el vicepresidente del Parlamento de la República de Azerbaiyán, quien ha sido el jefe de la delegación de la República de Azerbaiyán en la Asamblea Parlamentaria de la OTAN durante unas dos décadas y es considerado como el portavoz no oficial de la OTAN en el Parlamento de Bakú debido a su reputación por ser un fanático de la OTAN, en las primeras horas después del ataque, desconociendo los documentos que indicaban que ese hecho tenía motivos personales, afirmó que el ataque armado a la Embajada fue terrorismo de Estado.
Una de las ambigüedades del incidente es que considerando la falta de consentimiento del agresor (Yasin Hoseinzadeh), ¿qué papel jugó la Embajada de Bakú en el traslado de su esposa a la República de Azerbaiyán? ¿Qué normas consulares se violaron en este proceso y por qué la Embajada se negó a dar una respuesta convincente al denunciante a pesar de los repetidos llamamientos? ¿Es el comportamiento de la Embajada en este sentido una violación del artículo 55 de la Convención de Viena, así como un ejemplo del delito de desaparición forzada -que, por supuesto, la República de Azerbaiyán tiene un amplio historial en este caso en diferentes países- o no es un ejemplo de colaboración en la fuga de una persona y vulneración de los derechos de los hijos de una familia? ¿Por qué Bakú ha impedido que la esposa de Yasin Hoseinzadeh regrese a Irán? ¿Cuál es la razón para convocar y celebrar una sesión informativa para la esposa del acusado por parte del Servicio de Inteligencia de la República de Azerbaiyán horas después de este incidente?
El tuit del ministro de Relaciones Exteriores de Turquía apoyando a Bakú y la posición similar de la Unión Europea y el régimen sionista a este respecto y también las posiciones de los medios y el aparato político de Bakú son muy digno de consideración. Desde este punto de vista, si el incidente de la Embajada no es un escenario planeado, el próximo enfoque de Bakú y Tel Aviv muestra una propaganda negativa y dirigida contra Irán.
Cabe señalar que la apertura de la Embajada de Bakú en Tel Aviv no es ampliamente aceptada por el pueblo de la República de Azerbaiyán, incluso se han planteado críticas desde dentro del gobierno a este respecto. Por lo tanto, la necesidad de fortalecer la propaganda negra es necesaria para normalizar este acto antipopular. El régimen sionista desea que, al mismo tiempo que se abre la Embajada de Bakú en Tel Aviv, se cierre la Embajada de Bakú en Teherán o se limiten sus actividades. Además, crear una controversia política y propagandística sobre este incidente es un pretexto adecuado para desviar la opinión pública del desastre humanitario en Karabaj, o sea el bloqueo del corredor de Lachín por parte de Bakú que es un ejemplo de violar la seguridad de los armenios de Karabaj y cometer el acto criminal de “hambre forzada de la población civil” que se considera un crimen de lesa humanidad desde el punto de vista del derecho internacional.
Aunque el régimen sionista persigue el escenario de crear un conflicto severo entre Irán y la República de Azerbaiyán en cada oportunidad (ucranización de la República de Azerbaiyán), pero por diversas razones políticas, geopolíticas, militares y regionales, este escenario es más un chantaje psicológico que una amenaza real para que puedan moderar la poderosa posición de Irán en el Cáucaso. Pero este proceso no cambiará las líneas rojas de Irán en esa región.
Después del incidente de la Embajada, además de la exageración infundada de los medios de Bakú contra Irán y su abuso para arrestar a varios islamistas que constituyen la mayoría de la población del país, en línea con el enfoque iranofóbico de Estados Unidos y el régimen sionista, Bakú busca presentar una denuncia contra Teherán en organizaciones internacionales.
Debido a la sólida documentación que hay sobre los motivos personales de este incidente, desde el punto de vista legal no hay ninguna posibilidad para probar que este incidente criminal es un acto terrorista.
La política de doble rasero de Bakú al cerrar su Embajada en Teherán y la continuación de las actividades de su Consulado en Tabriz, demuestra que la afirmación de la República de Azerbaiyán sobre la falta de seguridad para las actividades diplomáticas de este país en Irán no es cierta y Bakú busca un abuso propagandístico y político de este accidente. Por lo tanto, si el asunto entra en la fase de denuncia legal, Teherán podría presentar varias denuncias contra Bakú por la violación de la Convención de Viena, en especial los artículos 36 y 55, la intervención del gobierno de Bakú en los asuntos internos de Irán y apoyar grupos y redes separatistas anti-iraníes, así como abusar del incidente de la Embajada para difundir el odio sistemático contra Irán (en el marco de la Convención de 1965 sobre la prohibición de Discriminación Racial). Por lo tanto, parece que los intereses comunes de los dos países están en evitar el comportamiento emocional, no seguir las recomendaciones y objetivos sesgados de terceros, detener la propaganda negativa, respetar la voluntad de los pueblos de los dos países para desarrollar relaciones, y buscar el diálogo y comprensión, que se ha enfatizado también en la Convención de Viena para resolver las discrepancias.
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