Hadi Barahani, en una conversación con el sitio web del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores, declaró: «El ataque del régimen israelí a Catar fue un punto de inflexión en el cambio de perspectiva de los países árabes del Golfo Pérsico respecto a las ecuaciones de seguridad regional». Según él, «Este ataque llevó a los líderes de los países de la región a concluir que depender únicamente de las garantías de seguridad de Estados Unidos ya no puede hacer frente a las amenazas emergentes».
Señalando que la base militar más grande de Estados Unidos en la región está ubicada en Catar, recordó que «incluso este nivel de presencia militar estadounidense no impidió el ataque del régimen israelí, y este hecho envió un mensaje claro a los países árabes: frente a amenazas futuras, deben buscar diversificar sus opciones de disuasión». El experto en asuntos de Asia Occidental enfatizó que «la entrada de Pakistán en estas ecuaciones no es solo un desarrollo de seguridad, sino un cambio geopolítico. En otras palabras, Pakistán, como la única potencia atómica del mundo islámico, puede ser un contrapeso contra el régimen israelí. Este tema se ha vuelto más prominente especialmente después del reciente acuerdo de defensa entre Riad e Islamabad, así como de la reunión de cooperación militar entre Manama e Islamabad».
Añadió: «A diferencia de Turquía, que es considerada un rival geopolítico por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, Pakistán carece de tal competencia, y esto hace que su presencia en Asia Occidental no sea percibida como amenazante por los países árabes». En opinión de Barahani, «Esta característica convierte a Pakistán en un socio ideal para los países árabes». El analista de asuntos de Asia Occidental señaló además que «La entrada de Pakistán en las ecuaciones de seguridad de Asia Occidental tiene dos dimensiones complementarias; primero, la dimensión militar y de disuasión nuclear, y segundo, la dimensión financiera y económica». Explicó que «Pakistán, a pesar de su poderoso ejército y armamento nuclear, enfrenta dificultades financieras y económicas; mientras que Arabia Saudita y los países ricos del Golfo Pérsico están interesados en invertir en el sector defensivo y obtener confianza en las garantías de seguridad».
Barahani enfatizó que «Esta combinación de intereses mutuos proporciona una base para la cooperación estratégica entre ambas partes. Es decir, los países árabes aportan los recursos financieros y Pakistán, a cambio, puede poner a su disposición sus capacidades militares y de disuasión nuclear». En otra parte de su análisis, Barahani declaró: «El historial de relaciones de Pakistán con el mundo árabe y la importancia del tema palestino en la política exterior de Islamabad también juegan un papel importante en el acercamiento entre las partes». Según él, «En el pasado, los pakistaníes incluso participaron directamente en las guerras entre los árabes y el régimen israelí, y esto es tranquilizador para Arabia Saudita y otros países árabes». Este experto cree que «La entrada de Pakistán, como una potencia nuclear musulmana, en las ecuaciones regionales podría crear un cierto equilibrio de poder frente al régimen israelí, sin necesariamente conducir a un conflicto nuclear directo». Refiriéndose a «la experiencia de las guerras entre potencias atómicas y la cautela de las potencias nucleares al entrar en conflicto directo, enfatizó que tal equilibrio tiene más un carácter disuasivo que operativo».
El analista principal de asuntos de Asia Occidental añade: «No se debe pasar por alto el papel de los desarrollos geopolíticos en todo esto. Pakistán es un país fuera de Asia Occidental y su entrada en esta esfera podría cambiar el orden tradicional de la región». Sin embargo, cree que «en las condiciones actuales, esta presencia es más una oportunidad para crear un equilibrio frente a las agresiones del régimen israelí que una amenaza». Barahani añadió: «El régimen israelí en los últimos años, con ataques repetidos a Siria, Líbano, amenazas y agresiones a Irán e incluso el ataque a Catar, ha aumentado enormemente el nivel de tensión en la región. En tales condiciones, los países de la región buscan fortalecer su disuasión y la entrada de Pakistán puede ser influyente en este sentido».
El experto en asuntos de Asia Occidental, al final, enfatizó que «Los recientes pactos defensivos entre Pakistán y los países árabes del Golfo Pérsico, de continuar, podrían crear una especie de paraguas de disuasión conjunta frente a las amenazas del régimen israelí». Añadió que «Esta tendencia también envía un mensaje claro a Estados Unidos: que los países de la región ya no están dispuestos a limitar su seguridad únicamente a las garantías de Washington y buscan diversificar sus socios de seguridad».
Barahani concluyó señalando que los recientes desarrollos indican la formación de un nuevo orden en Asia Occidental; un orden en el que los roles de las potencias regionales y extraregionales están siendo redefinidos, y Pakistán, como la única potencia nuclear del mundo islámico, tendrá una posición central en este orden emergente.
«La traducción al español del texto en inglés ha sido realizada mediante inteligencia artificial. Agradeceremos que, en caso de detectar errores o imprecisiones, lo comunique al sitio web.»


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