Ehsan Taghavi, analista senior de Asuntos Rusos, Eurasia e Internacionales, en diálogo con el sitio web del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores, ha analizado las dimensiones de esta operación y sus efectos en el curso futuro de la guerra en Ucrania. Taghavi sostiene que el futuro de las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania dependerá de múltiples factores, incluidos «el nivel y la intensidad de la respuesta rusa a la Operación Telaraña, la decisión de Estados Unidos sobre la continuidad de su apoyo a Ucrania y los desarrollos inesperados que puedan surgir».
Esfuerzos diplomáticos bajo la presión de Estados Unidos
Ehsan Taghavi, analista principal de asuntos rusos, delineando el panorama general de la guerra en Ucrania, recordó: «Antes de la Operación Telaraña, Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, había reducido su apoyo militar y de inteligencia a Ucrania para presionar a las partes en conflicto a negociar. Esta estrategia, diseñada para lograr un triunfo diplomático para Trump, enfrentó serios desafíos. Rusia, controlando partes del territorio ucraniano, no estaba dispuesta a retirarse de las zonas ocupadas, mientras que Ucrania, debido a las graves pérdidas humanas y materiales, consideraba inaceptables las condiciones de Moscú. Este estancamiento hacía difícil alcanzar la paz a corto plazo, pero la presión de Washington había convertido las negociaciones en una opción probable».
Este experto en Eurasia añadió: «La reducción de la ayuda de inteligencia estadounidense, que había alcanzado su punto máximo en la era de Joe Biden, fue parte de los esfuerzos de Trump para equilibrar las negociaciones».
Sin embargo, Taghavi cree que «la Operación Telaraña, que atacó cinco bases aéreas rusas utilizando 117 drones, interrumpió este proceso. Aunque ataques a algunos bases fracasaron, la destrucción de aproximadamente 14 aviones estratégicos, incluidos los bombarderos Tu-22M3, causó pérdidas de entre 2 y 7 mil millones de dólares a la Fuerza Aérea rusa».
Según este analista, «el éxito o fracaso de las negociaciones en el futuro determinará la intensidad del conflicto. El fracaso de los diálogos podría llevar a un aumento de los ataques rusos, mientras que la continuidad de las negociaciones podría reducir las tensiones».
Operación Telaraña: Un golpe de inteligencia y una humillación militar para Rusia
«La Operación Telaraña, que condujo a la destrucción de bombarderos estratégicos rusos en sus bases militares, fue la más compleja de inteligencia y militar de la guerra de Ucrania.»
Taghavi considera: «Esta operación fue el resultado de una amplia colaboración de inteligencia entre Ucrania y los países occidentales, especialmente miembros de la OTAN. Inicialmente, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) afirmó que más de 40 aviones habían sido destruidos, pero imágenes satelitales y evaluaciones de expertos limitaron los daños a unos 14 aviones. Sin embargo, esta operación, que requirió una profunda infiltración de inteligencia y una planificación meticulosa, demostró la capacidad de Ucrania y sus aliados para llevar a cabo ataques sorpresa”. Taghavi afirma: ‘Esta operación fue el resultado de una amplia cooperación de inteligencia de Ucrania con los países occidentales, particularmente con los miembros de la OTAN.'»
Este analista senior en asuntos internacionales enfatizó: «La destrucción de los bombarderos Tu-22, algunos de los aviones estratégicos más avanzados del mundo con capacidad para transportar armas nucleares y convencionales, asestó un duro golpe al prestigio militar de Rusia. Rusia, que tras el colapso de la URSS había mantenido su superioridad militar e inteligencia como componente de su estatus de superpotencia, con esta operación quedó en una posición de debilidad».
Según el experto en Eurasia, «esta humillación militar, especialmente en el ámbito internacional, tiene profundas consecuencias para Moscú, ya que el prestigio es crucial para países grandes como Rusia».
No obstante, advirtió: «La respuesta de Rusia podría llevar a una escalada de ataques contra Ucrania, especialmente si Moscú siente que su posición en las negociaciones se ha debilitado. La doctrina de defensa nacional rusa, que responde a amenazas aéreas contemplando el uso de armas nucleares, aumenta el riesgo de una mayor tensión, aunque se espera que Moscú se limite a ataques con armas convencionales y objetivos de infraestructura dual civil-militar».
Negociaciones en Estambul y la racionalidad estratégica de Moscú y Kiev
Taghavi señala a la continuaron de las negociaciones entre Ucrania y Rusia en Estambul apenas 24 horas después de la Operación Telaraña, y estos diálogos que se condujo a un acuerdo para intercambiar prisioneros demostró que ambas partes mantuvieron la racionalidad de preservar los canales diplomáticos. Según este analista de Eurasia, «la fecha de estas negociaciones ya estaba programada, y la Operación Telaraña, a pesar de su impacto, no las interrumpió. Esto indica que Ucrania y sus aliados, incluidos los servicios de inteligencia europeos, habían diseñado la operación de modo que no pusiera en peligro las negociaciones.»
Taghavi sostiene: «Ucrania, al ejecutar esta operación antes de las negociaciones y con el apoyo de grandes potencias europeas, buscó fortalecer su posición en los diálogos. En la historia de las relaciones internacionales, los países a menudo buscan logros militares previos a las negociaciones para aumentar su poder de negociación. La Operación Telaraña siguió esta lógica, pero el riesgo de filtraciones obligó a Ucrania a ejecutarla en el momento planeado».
Según analista, «un retraso en esta operación podría haber llevado a su fracaso. La tregua temporal acordada previamente para el intercambio de prisioneros mostró que la operación no afectó las negociaciones, pero le dio a Ucrania una ventaja relativa temporal en la mesa de diálogo».
Consecuencias geopolíticas y desafíos futuros
La Operación Telaraña tuvo amplias repercusiones en las ecuaciones geopolíticas. Taghavi recordó: «La destrucción de los bombarderos Tu-22, que fue una parte clave del arsenal estratégico ruso, afectó la doctrina de seguridad de Moscú y sus relaciones con la OTAN y EE.UU. Estas pérdidas, aunque reparables, debilitaron la capacidad militar rusa y redujeron la confianza en su superioridad tecnológica e informativa».
Según este analista, «la Operación Telaraña dañó el prestigio de Rusia frente a la OTAN y aumentó las tensiones con Europa, especialmente con el Reino Unido, acusado de apoyar la operación».
El experto en Eurasia advirtió: «La doctrina de seguridad rusa podría llevar a ataques más amplios contra Ucrania o acciones de sabotaje contra Europa. Sin embargo, la capacidad económica de Rusia para reemplazar los bombarderos destruidos, cuya producción es costosa, es un factor determinante. La economía rusa, afectada por la guerra, podría no recuperar rápidamente estas pérdidas, ejerciendo presión adicional en su maquinaria bélica. Por otro lado, esta operación elevó la moral de las fuerzas ucranianas y aumentó la cautela rusa en el uso de su capacidad aérea, aunque esta situación no supondrá un obstáculo decisivo para los avances rusos, ya que el tiempo en el campo de batalla favorece a Moscú».
Este analista, , señalando la fluidez de la política internacional, afirmó que el futuro de las negociaciones depende de múltiples factores, entre ellos «la reacción rusa, la decisión de EE.UU. sobre el apoyo a Ucrania y desarrollos inesperados», y agregó que: «La discrepancia entre las políticas declaradas y las acciones del equipo de política exterior de Trump ha dificultado alcanzar la paz. La llamada entre los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y EE.UU. tras la operación, que abordó acusaciones de crímenes de guerra ucranianos, mostró los esfuerzos de Washington por dar concesiones aparentes a Rusia».
Sin embargo, Taghavi enfatiza que «la Operación Telaraña es solo una carta a corto plazo para Ucrania, y a mediano plazo, Rusia consolidará su posición con golpes más contundentes».
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