Añadió: «Debemos producir más armas europeas para ser más autónomos.» Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también declaró durante la presentación del «Libro Blanco de Defensa Europea» el 19 de marzo de 2025 en Bruselas, que «la era de beneficiarse de la paz ha terminado, y Europa debe asumir más responsabilidad defensiva.» Estas declaraciones coinciden con el lanzamiento del Plan de «Rearme Europeo», que busca fortalecer las capacidades defensivas ante la brecha transatlántica y la preocupación por el declive del apoyo estadounidense.
Fracasos pasados y la restauración de la autonomía defensiva europea
Ali Rezvanpour, en una entrevista con el sitio web del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores, señalando el fracaso de iniciativas como «PESCO» durante el primer mandato de Donald Trump, afirmo que la idea de autonomía defensiva europea ha sido polémica desde principios del siglo XXI debido a estructuras débiles y la dependencia de los compromisos militares de EE.UU. Añadió: «La falta de coordinación y una hoja de ruta estratégica entre los estados miembros ha limitado la eficiencia de las instituciones defensivas europeas, y la postura defensiva del continente sigue dependiendo a la presencia de las fuerzas estadounidenses y sus armas nucleares.»
Según Rezvanpour, el enfoque no convencional de Trump en su segundo mandato, especialmente su acercamiento a Vladimir Putin, ha reducido la confianza de los líderes europeos –particularmente Francia y Alemania– en los compromisos defensivos de EE.UU. Esta situación, junto con divisiones internas en la UE, ha impulsado la voluntad de «europeizar la defensa.» Destacó que la preocupación por el giro de Washington hacia Asia y las presiones económicas-políticas en Europa han motivado el resurgimiento de la autonomía defensiva. Rezvanpour añadió que el plan de «Libro Blanco de Defensa Europea» refleja la determinación de Europa para superar fracasos pasados y avanzar hacia la independencia defensiva. Subrayó que el aumento de inversiones y consenso político en la UE, en comparación con el primer mandato de Trump, ha sentado bases para tomar esta idea con mayor seriedad.
Factores estratégicos y políticos que fortalecen la autonomía y responsabilidad defensiva
Citando declaraciones de Antonio Costa, Rezvanpour afirmó que el enfoque de Washington en los cambios geopolíticos en Asia y el Pacífico ha obligado a Europa a reconsiderar su dependencia defensiva. Añadió: «Costa enfatizó que Washington amenaza con reducir su presencia militar en Europa, y esto ha impulsado al continente a producir armas domésticas y buscar autonomía militar.» Según el analista, el lanzamiento del «Libro Blanco de Defensa Europea» y el «Plan de Rearme» del 19 de marzo de 2025 responden a la creciente brecha transatlántica y la disminución del apoyo defensivo estadounidense. Von der Leyen también resaltó la necesidad de invertir en defensa, declarando el «fin de la era de paz.»
El alto analista para Europa explicó que factores estratégicos –como las amenazas de Rusia y China–, factores económicos –como la creación de empleo mediante industrias defensivas– y factores políticos –incluyendo presiones internas por independizarse de EE.UU.– han acelerado este proceso. Añadió que el declive de los compromisos de la OTAN, especialmente bajo la visión de Trump de que la alianza está «obsoleta,» ha llevado a Europa a fortalecer estructuras defensivas independientes. Rezvanpour destacó que el préstamo de €150 mil millones para defensa, distribuido equitativamente entre miembros, es un paso para abordar desigualdades y fomentar la autosuficiencia militar.
Perspectivas para operacionalizar la autonomía y responsabilidad defensiva
Rezvanpour continuó señalando que la institucionalización de la dependencia de la OTAN y EE.UU. es un obstáculo clave para la independencia y la responsabilidad de Europa en materia de defensa». Declaró: «La dependencia histórica de las garantías de seguridad estadounidenses ha limitado la mentalidad de los líderes europeos, impidiéndoles desarrollar herramientas defensivas independientes.» Subrayó que el regreso de Trump ha intensificado preocupaciones sobre la seguridad europea, pero un cambio permanente de mentalidad en Bruselas y Washington es esencial.
Mencionó que iniciativas como el Fondo Europeo de Defensa (2018-2021) y la asignación de €13 mil millones para política industrial defensiva entre 2021 y 2027 son pasos hacia operacionalizar la independencia y responsabilidad. Identificó desafíos internos –como disputas entre miembros, falta de financiación coordinada y prioridades defensivas divergentes– como desafíos serios. También señaló obstáculos externos, incluyendo presiones de EE.UU. para mantener la dependencia europea de la OTAN y la competencia con potencias emergentes. Destacó que las declaraciones de Emmanuel Macron sobre «autonomía y responsabilidad estratégica» y el aumento del gasto militar europeo reflejan la determinación de construir estructuras institucionales. Rezvanpour añadió que el éxito de este proceso depende del consenso político, inversión sostenible y coordinación entre miembros, pero la probabilidad de que se convierta en una estructura efectiva es alta dadas las tensiones geopolíticas actuales.
Implicaciones estratégicas de la autonomía y responsabilidad defensiva en el orden de seguridad
El alto analista para europea, refiriéndose a la descripción de Trump de la OTAN como una «alianza obsoleta,» afirmó que la autonomía defensiva europea podría alterar el orden de seguridad que existen el continente desde hace siete décadas, vigente por siete décadas. Declaró: «Un cambio en la actitud transatlántica podría convertir a Europa en un aliado más capaz para EE.UU., pero también existe el riesgo de fracturar en el orden de seguridad occidental.» Desde su perspectiva, la autonomía y responsabilidad defensiva podría debilitar el papel de la OTAN, pero también podría complementarlo si Europa y EE.UU. comparten responsabilidades defensivas.
Señaló que el aumento del gasto defensivo europeo desde 2016, el lanzamiento del Fondo de Defensa y la asignación de €90 millones para investigación defensiva antes de 2020 son señales de la determinación europea para la independencia. Rezvanpour enfatizó que esta tendencia altera el equilibrio de poder a favor de naciones líderes como Francia y Alemania, pero una distribución equitativa de recursos –como el préstamo de €150 mil millones– podría fortalecer la cooperación de los miembros. Advirtió que, sin coordinación de los miembros, este proceso podría profundizar divisiones internas y debilitar los lazos transatlánticos. Concluyó que Europa debe ir más allá de la retórica y lograr un cambio de mentalidad permanente para que sus programas defensivos triunfen. Si se gestiona con cuidado, la autonomía y responsabilidad defensiva podrían contribuir a la estabilidad global.
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