Mehdi Seif Tabrizi, investigador de cuestiones de Rusia y el Cáucaso
La autorización de Joe Biden para que Kiev pueda emplear misiles estadounidenses de largo alcance para atacar suelo ruso tiene varios objetivos:
1- El esfuerzo por invadir el suelo ruso y atacar bases militares e infraestructura crítica de este país para ayudar y apoyar a las fuerzas ucranianas en la región de Kursk:
Para entablar negociaciones de paz con Rusia, Ucrania y Occidente necesitan un as en la manga en la mesa de negociaciones con Rusia. El ataque a la región de Kursk se inició desde el principio con este objetivo, pero las condiciones del campo de batalla no fueron según los deseos del lado occidental, y actualmente el lado ruso está recuperando sus territorios. Por ello, Kiev y Bruselas están intentando seguir teniendo esta zona en su poder en los próximos meses y antes del inicio de posibles negociaciones de paz.
2- Autorizar un ataque con misiles de largo alcance contra Rusia antes de que Trump asuma el cargo podría ser una medida del Partido Demócrata estadounidense para maximizar las tensiones entre Occidente y Rusia y obstaculizar cualquier posible acuerdo para poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania. En la situación actual, Occidente quiere causar el máximo daño y coste para Moscú, especialmente en el ámbito de las refinerías y terminales de exportación de combustibles, para obligar a Rusia a entrar en la mesa de negociaciones basándose en las condiciones de Occidente. Según esta estrategia, de hecho serán los demócratas quienes pondrán fin a la guerra y no Trump.
Y si no hay paz entre los bandos, Estados Unidos escalará la guerra e incluso la extenderá al área de la OTAN, lo que privará a Trump de la posibilidad de paz en el corto plazo y lo involucrará en una crisis mayor. En otras palabras, Biden y otras capitales occidentales le han tendido una trampa a Trump en relación con cualquier negociación con Rusia.
3- Otra posibilidad en este sentido es que la decisión de Biden se haya tomado con el acuerdo de Trump y su equipo de asesores. Según esta decisión, Occidente y Estados Unidos ejercerán cualquier presión política, económica y militar posible sobre Moscú durante este período de dos meses para lograr el mayor número posible de logros para Kiev, de modo que al comienzo de la presidencia de Trump, cuando la ayuda de Washington a Ucrania pueda ser cortada o reducida al mínimo, o cuando haya alguna negociación con Rusia, Occidente tenga la superioridad en las negociaciones y pueda obligar a Moscú a sentarse a la mesa de negociaciones, por supuesto con una posición más débil.
Hace unos meses, Putin advirtió sobre el uso de armas occidentales en los ataques contra algunos centros dentro de Rusia, y amenazó a la OTAN con contramedidas. Se dice que, en línea con esta estrategia, Moscú ha tomado medidas de cooperación militar y de inteligencia con Yemen, así como con países como Costa de Marfil, Senegal y Níger, para atacar los intereses de los países occidentales involucrados en ataques en suelo ruso.
Esta acción de Occidente de autorizar a Kiev para que ataque territorio ruso con misiles de largo alcance plantea dos soluciones al Kremlin:
Primero, es posible que las capitales occidentales sean atacadas (con armas convencionales) o, según la nueva doctrina nuclear de Rusia aprobada al mismo tiempo que los ataques combinados con drones y misiles ATACMS de Kiev contra la región de Briansk, sean atacadas con armas nucleares tácticas por los rusos. En este caso, el nivel de tensión en Europa aumentará increíblemente, y Europa recibirá enormes costos. En esta situación, se formará una guerra total entre Occidente y Rusia y la presencia de Trump en la Casa Blanca ya no podrá conducir a ninguna paz entre las partes a corto plazo, y es posible que Trump se vea obligado a continuar el proceso de la administración Biden.
Otro modelo de comportamiento de Moscú podría ser que el Kremlin aumente su presión sobre Kiev, cruce las líneas rojas al atacar puntos sensibles en Ucrania e inflija el mayor daño posible a Ucrania durante este período, y al mismo tiempo evite cualquier conflicto con Europa hasta el final del mandato de Biden y busque las formas de reducir la tensión cuando Trump llegue al poder.
Parece que Moscú ha pensado en las consecuencias del uso de armas nucleares, y hasta que no se lleve a cabo un ataque destructivo en zonas como Moscú o San Petersburgo, el Kremlin no recurrirá a expandir la guerra a las capitales europeas utilizando armas nucleares. Aunque en la nueva doctrina nuclear de este país los ataques destructivos en cualquier parte del país pueden enfrentarse con una respuesta nuclear, no parece que Rusia vaya a lanzar una respuesta nuclear en la situación actual, en la que existe la posibilidad de un cambio de enfoques de Occidente con la toma de posesión de Trump.
Se dice que el posible ataque nuclear de Rusia en respuesta a los ataques de Kiev con misiles de largo alcance será el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, algo que es bastante ambiguo. El cambio en la Casa Blanca y la aparición de diferencias en el Tratado del Atlántico Norte con el nuevo presidente estadounidense y su equipo político y de seguridad han provocado una falta de consenso en decisiones importantes de Occidente. Sin embargo, este tema puede ser la única luz de esperanza para evitar una guerra mundial.
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