Morteza Makki, experto en cuestiones europeas
Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania, pensaba que podría utilizar esta operación sorpresa como un as en la manga en las negociaciones de paz, y obligar a los rusos a intercambiar tierra por tierra. Pero esta operación en la región rusa de Kursk no cumplió con las expectativas del presidente de Ucrania, hasta el punto de que Zelenski hizo cambios en el gabinete. Tras la operación sorpresa en la región de Kursk, Rusia reaccionó y se intensificaron los ataques aéreos y terrestres. En el campo de batalla, Rusia hizo avances en el frente oriental. Al mismo tiempo, los gobiernos europeos que apoyan a Ucrania consideraron la entrada del ejército de este país en territorio ruso como un derecho de Ucrania a defenderse. Como no se cumplieron sus expectativas durante la operación en la región de Kursk, el presidente de Ucrania esta vez hizo mucho esfuerzo político por convencer a los gobiernos de Estados Unidos y Europa de que entreguen misiles de largo alcance a Kiev para atacar profundamente en territorio ruso. Por supuesto, las posiciones de los gobiernos de Estados Unidos y Europa al respecto no son las mismas y no están claras.
En una guerra psicológica a gran escala, Estados Unidos y algunos gobiernos europeos afirmaron el envío de misiles balísticos desde Irán a Rusia para presionar a Teherán y justificar el armamento de Ucrania con misiles estadounidenses y europeos de largo alcance. Esto a pesar de que la República Islámica de Irán ha declarado claramente que no ha proporcionado a Rusia ningún misil. En la situación actual, para Estados Unidos y la Troika europea, presionar a Irán y perseguir la iranofobia es un objetivo importante, y aprovechan todas las oportunidades para implementar esta política. Pero en el ámbito político de la guerra en Ucrania, los gobiernos europeos son muy conscientes de las consecuencias y amenazas que armar a Ucrania con misiles balísticos de largo alcance dirigidos a las profundidades del suelo ruso traerá para la seguridad de Europa. Putin ha anunciado que esta acción de los gobiernos occidentales se entiende como la entrada directa y oficial de la OTAN en la guerra con Rusia. Mientras tanto, los gobiernos europeos no quieren entrar en una confrontación directa con este país a través de una guerra subsidiaria.
Hay otra variable importante en la guerra de Ucrania que ha llevado a los gobiernos europeos a oponerse al envío de misiles de largo alcance a este país; Las elecciones estadounidenses. Donald Trump, el candidato republicano, ha anunciado que si gana las elecciones, su primera prioridad será poner fin a la guerra en Ucrania. Estas declaraciones han puesto la guerra en una situación complicada y difícil. En una situación tan compleja, los gobiernos europeos, especialmente Alemania y Francia, como mayores exportadores de armas de Europa, junto con el apoyo total a Ucrania, han puesto en su agenda el envío de señales sobre conversaciones con Putin y el inicio de negociaciones de paz con la participación de Rusia. En este sentido, el canciller alemán Olaf Scholz ha anunciado que cualquier conferencia de paz en el futuro para la guerra de Ucrania deberá contar con la participación de Rusia; Emmanuel Macron, el presidente de Francia, también ha cambiado de posición y ha pedido una revisión de las relaciones con Rusia. En un comunicado, el presidente de Francia se refirió a la necesidad de un nuevo orden mundial y enfatizó que Europa debería reconsiderar sus relaciones actuales con Rusia para establecer la paz y la estabilidad en este continente. Mientras Macron pidió el envío de tropas a Ucrania a mediados de marzo, ahora dice que está dispuesto a conversar con Putin sobre cualquier tema. Estas posiciones muestran que la atmósfera política en Europa se dirige hacia cambios fundamentales en relación con la guerra en Ucrania.
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