El establecimiento del gobierno extremista de Benjamín Netanyahu, prácticamente ha puesto al régimen sionista en una situación difícil. Desde el 21 de enero de 2023, un total de más de 2 millones de residentes sionistas de los territorios ocupados protestaron contra las llamadas políticas de reforma de Netanyahu en varias ciudades y exigieron el desmantelamiento de estas leyes y la renuncia de Netanyahu al poder, algo sin precedentes en la historia del régimen sionista.
Es la primera vez que desde adentro, el régimen sionista experimenta una crisis compleja y de varias capas políticas, sociales, demográficas y de seguridad, por lo que hoy, hablar de “una guerra civil y el colapso” se ha convertido en un discurso generalizado dentro de las instituciones de seguridad, asambleas políticas y centros de investigación del régimen sionista.
Gran parte de esta crisis interna ha sido el resultado de la actuación del gabinete de Netanyahu que incluso ha provocado la intensificación de la migración de sionistas desde las tierras ocupadas. En términos de psicología política, Netanyahu es una persona muy totalitaria que está enamorada del poder y no lo cambia por nada.
Netanyahu, que hace de todo para mantenerse en el poder, al ver su vida política en un gran abismo, en el que existe la posibilidad de caer en cualquier momento, recurrió a su viejo método para escapar de la crisis, es decir crear miedo al destacar los desarrollos extranjeros.
En otras palabras, esta crisis sociopolítica sin precedentes y sus destructivas consecuencias que han llevado al régimen sionista al borde de la guerra civil, han hecho que Netanyahu recurra más que nunca a enemigos extranjeros con el fin de desviar la opinión pública y las corrientes opositoras internas. De esta manera, mientras continúa avanzando en sus políticas deseadas, puede aprovechar el proyecto de Resistencia-fobia e iranofobia para evitar la caída de su gobierno extremista.
En este sentido, el régimen sionista ha estado activo en dos áreas en las últimas semanas; Primero, acusar a la República Islámica de Irán de planear una supuesta operación terrorista para atacar un restaurante israelí en Atenas, la capital de Grecia, que se basó en mentiras y conspiración.
Segundo, realizar sucesivos ataques aéreos contra centros en Damasco y otras ciudades sirias. Aunque la repetición de ataques con misiles en Siria puede tener varios objetivos, incluido mantener la atmósfera de tensión, examinar los sistemas y radares de defensa aérea sirios, apoyar a los terroristas, etc., pero la coincidencia de estos ataques con la crisis interna del régimen sionista, fortalece y de hecho prueba la hipótesis de que este régimen ha recurrido a la política de exportar la severa crisis interna a otras regiones.
Por lo tanto, la publicación de informes falsos sobre Irán, similar a lo que vimos en Grecia, así como el ataque de los combatientes sionistas en diferentes zonas de Siria, es un escenario para desviar la opinión pública de la crisis interna de este régimen y para tratar de encubrir los desarrollos internos de los territorios ocupados.
El gabinete de Netanyahu, que está bajo una fuerte presión para dejar el poder o ajustar y cambiar las políticas de reforma, se ve obligado a realizar cambios que causen tensión en su entorno para avanzar en sus políticas y mantenerse en el poder; Una política en la que creen los ultraderechistas, aunque no estén presentes en el gabinete, así como las corrientes opositoras, porque mantener la existencia política del régimen sionista es la principal prioridad de todos los partidos, corrientes y grupos políticos del régimen sionista.
Teniendo en cuenta estas interpretaciones, la vigilancia de los países y grupos de Resistencia Islámica es importante frente a las acciones del régimen sionista, porque se realizan principalmente con el objetivo de provocar que las otras partes reaccionen de alguna manera.
En la etapa actual, el régimen sionista busca incitar a Siria y a los grupos de Resistencia Islámica a dar una respuesta militar y así iniciar una nueva ronda de conflictos transfronterizos para encubrir las crisis internas y así desviar la opinión pública interna y de la región de sí mismo. De esta manera el régimen sionista puede eclipsar y marginar los grandes logros del gobierno sirio, incluido el fracaso del proyecto de diez años de Estados Unidos, el régimen sionista y algunos países europeos en Siria y crear un nuevo conflicto en este país.
Por supuesto, esto no significa pasividad o apaciguamiento frente a las acciones agresivas del régimen sionista en Siria, Irán o Líbano. Más bien, el punto principal es que en la situación actual, en la que según los líderes y estrategas israelíes, el régimen sionista está a punto de la explosión y el suicidio desde dentro, cualquier respuesta a este régimen debe ir acompañada de evaluaciones cuidadosas de sus resultados.
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