Ardeshir Peshang, en una conversación con el sitio web del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores, analizó el acuerdo petrolero entre Bagdad y Erbil desde dimensiones económicas, políticas y geopolíticas. Haciendo hincapié en que «este acuerdo es actualmente solo un acuerdo temporal y, según sus términos, está previsto que sea revisado nuevamente en 2026», declaró: «Aunque superficialmente este contrato puede considerarse un paso positivo y puede resolver parte de los problemas financieros de la región del Kurdistán, la experiencia ha demostrado que la relación entre Bagdad y Erbil siempre ha estado marcada por fluctuaciones y una profunda desconfianza, y no se puede hablar de su éxito a largo plazo con certeza».
Señaló: «El objetivo de Bagdad en este acuerdo, además de reducir la presión económica sobre la región, era prevenir las exportaciones independientes de petróleo por parte de Erbil y restaurar el papel de autoridad del gobierno central en este ámbito; de tal manera que, según los términos del acuerdo, la empresa SOMO, como brazo oficial del Ministerio de Petróleo de Irak, ha asumido la responsabilidad de las exportaciones; pero, en la práctica, se han definido cooperaciones entre esta empresa y las instituciones petroleras de la región. Esto, por un lado, es una señal del fortalecimiento de la posición del gobierno central y, por otro, brinda a Erbil una oportunidad para recuperar parte de los recursos financieros que necesita».
En otra parte de su análisis, se refirió al «rol de Turquía en esta ecuación» y recordó: «Ankara había mantenido relaciones cercanas con la región del Kurdistán, y especialmente con el Partido Democrático del Kurdistán (Barzani), en los últimos años, y había conectado un oleoducto independiente al puerto de Ceyhan sin el consentimiento de Bagdad para exportar el petróleo de la región; pero la denuncia del gobierno iraquí y los desarrollos posteriores llevaron a la suspensión de este proceso». Según él: «Turquía, debido a los amplios intereses económicos que tiene en la exportación del petróleo de la región, acoge con beneplácito la reactivación de este oleoducto y el nuevo acuerdo también puede satisfacer los intereses económicos de Turquía, aunque esta vez el papel de Bagdad será más prominente, lo que cambia las ecuaciones anteriores».
Este experto en asuntos de Asia Occidental cree: «Las sólidas relaciones económicas entre la región del Kurdistán y Turquía podrían fortalecerse si se consolida este acuerdo; pero la experiencia ha demostrado que cada vez que las relaciones entre Bagdad y Erbil han llegado a un punto crítico, Turquía también ha vacilado en adoptar una posición estable y ha buscado principalmente sus intereses económicos a corto plazo».
Al referirse a la experiencia de acuerdos pasados entre Bagdad y Erbil, recordó: «Anteriormente también se habían alcanzado acuerdos sobre temas como el presupuesto, las áreas en disputa y el pago de salarios a los empleados de la región, pero cada vez los conflictos arraigados y la desconfianza mutua impidieron su continuidad». Según la opinión de este experto en asuntos de Asia Occidental, «las tendencias centrífugas en la región del Kurdistán y, por otro lado, la insistencia de Bagdad en el modelo de gobierno central, han hecho que muchos acuerdos se detengan a mitad de camino». Enfatizó: «Según la constitución iraquí, el país es un estado federal, no centralizado, pero en la práctica los líderes de Bagdad buscan consolidar un modelo de gobierno centralizado, mientras que la región intenta consolidar sus competencias con comportamientos federales. Esta es la raíz de muchos de los desacuerdos actuales».
Peshang, analizando las perspectivas de este acuerdo, señaló: «Las elecciones parlamentarias de diciembre en Irak podrían desempeñar un papel clave en el destino del acuerdo petrolero y otros temas en disputa entre Erbil y Bagdad». Dijo: «Los cambios en los equilibrios políticos después de las elecciones podrían consolidar este acuerdo o enfrentarlo a serios desafíos». Este experto también se refirió a las posibles consecuencias geopolíticas del acuerdo y añadió: «En caso de crisis energéticas y fluctuaciones en los precios del petróleo, el gobierno central de Irak, al controlar una parte importante de los recursos petroleros y también contar con legitimidad internacional, tendrá un mayor peso en las ecuaciones regionales». Recordó: «Después del referéndum de independencia de la región del Kurdistán en 2017 y la recuperación de Kirkuk y otras áreas en disputa por parte de Bagdad, el equilibrio de poder ha cambiado a favor del gobierno central y esta tendencia continúa».
Sin embargo, este experto en asuntos de Asia Occidental enfatizó: «Los conflictos internos en la región del Kurdistán, especialmente entre los dos partidos principales (Barzani y Talabani) después del fallecimiento de Jalal Talabani, han debilitado la posición unificada de la región». Añadió: «La falta de formación de un acuerdo estratégico entre los partidos kurdos por un lado, y el aumento de los ingresos y la legitimidad del gobierno central iraquí por el otro, han hecho que la balanza se incline más a favor de Bagdad. Además, el fallo del tribunal internacional francés contra la exportación independiente de petróleo de la región también ha intensificado esta tendencia y ha resultado a favor del gobierno central». Sin embargo, recordó: «El apoyo de Estados Unidos y algunos países europeos a Erbil todavía permite a esta región mantener una posición en las ecuaciones regionales e internacionales».
Ardeshir Peshang, en otra parte de sus declaraciones, enfatizó: «Aunque el reciente acuerdo es una señal del creciente papel del gobierno central iraquí en la gestión de los recursos petroleros, al mismo tiempo podría brindar una oportunidad para la recuperación económica de la región del Kurdistán y crear un cierto equilibrio entre Bagdad y Erbil». El experto en asuntos de Asia Occidental añadió: «Todavía es pronto para juzgar el éxito a largo plazo de este acuerdo, porque los desarrollos políticos internos de Irak, especialmente las próximas elecciones, así como el nivel de confianza entre las partes, tendrán un papel decisivo en su futuro». Refiriéndose a los problemas estructurales de Irak, incluida la corrupción generalizada, la ineficiencia administrativa y las profundas divisiones identitarias, afirmó: «Este país aún enfrenta numerosos desafíos, y cualquier acuerdo solo puede ser sostenible si estos problemas se resuelven a nivel nacional».
Según la opinión de este experto en asuntos de Asia Occidental, «el reciente acuerdo petrolero debe verse como un esfuerzo para gestionar temporalmente los desacuerdos, no como una solución definitiva para ponerles fin». Al final, señaló: «El futuro de las relaciones entre Bagdad y Erbil, y por lo tanto el destino de este acuerdo, dependen de múltiples variables, muchas de las cuales están fuera del control de las partes y también están vinculadas a desarrollos regionales e internacionales».
«La traducción al español del texto en inglés ha sido realizada mediante inteligencia artificial. Agradeceremos que, en caso de detectar errores o imprecisiones, lo comunique al sitio web.»


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