Morteza Makki, experto en asuntos europeos
En abril de 2025, la administración Trump, basándose en una ley comercial y afirmando que busca proteger las industrias nacionales, impuso fuertes aranceles a los bienes importados de Europa. Estas medidas, que incluyen sectores como automóviles, bienes de lujo, tecnología y alimentos, recuerdan las políticas comerciales confrontativas del primer mandato de Trump (2017-2021). Trump describió estas medidas como una “respuesta necesaria a las injusticias estructurales en las relaciones comerciales”, pero los analistas las ven más como una señal del regreso del unilateralismo estadounidense a las relaciones económicas internacionales.
Los nuevos aranceles estadounidenses, con un promedio de entre 20 y 30%, cubren una amplia gama de exportaciones europeas, principalmente de Alemania, Francia, Italia, España y los Países Bajos. El Banco Central Europeo ha advertido que la decisión podría reducir en 0.5% el crecimiento económico de la eurozona. Además, los mercados bursátiles europeos también han experimentado fluctuaciones negativas tras el anuncio de estas decisiones.
El Centro de Investigación Bruegel ha advertido en un informe que esta guerra arancelaria perturbará las cadenas de suministro transfronterizas y beneficiará a economías de terceros como China.
En respuesta a las acciones de Trump, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó esta decisión de “contraria a los principios de la OMC, una violación del espíritu de cooperación occidental y una medida política”. Al llamar al diálogo, ella advirtió que la UE utilizaría herramientas jurídicas y económicas para tomar represalias si esta tendencia continúa.
En este contexto, el Consejo de la Unión Europea aprobó por unanimidad, en una reunión extraordinaria, la imposición de aranceles de represalia por valor de 26 mil millones de euros a productos estadounidenses, incluidos productos agrícolas, camionetas y equipos industriales.
“La política arancelaria estadounidense no solo está dañando la economía europea, sino también la cohesión del mundo occidental”, afirmó Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE. Según ella, la alianza transatlántica se basa en intereses mutuos, no en la fuerza económica.
El centro de estudios Chatham House escribió en un análisis de esta crisis: “El enfoque de Trump refleja una visión geopolítica del comercio en la que la dependencia económica debe transformarse en una herramienta de dominación”. Según este centro, Europa se verá obligada a revisar sus políticas exteriores hacia Estados Unidos para mantener su independencia estratégica.
El Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP) también escribió en un informe: “Europa no debería actuar de forma reactiva, sino que debería pensar en fortalecer su capacidad interna para resistir futuras crisis”. Este instituto propone que Europa diseñe un mecanismo de protección industrial inmediato contra sanciones y aranceles extranjeros.
Aunque las relaciones entre Europa y Estados Unidos siempre han enfrentado desafíos en las últimas décadas, se han basado en una especie de alianza estratégica en el marco de instituciones como la OTAN, la OMC y el Grupo de los Siete. Pero los acontecimientos recientes muestran que en la era del regreso de Trump, esta alianza se ha vuelto cada vez más condicional, frágil y bajo presión.
“No podemos construir el futuro de Europa basándonos en decisiones políticas de Washington”, afirmó Ursula von der Leyen en un discurso reciente. Esta declaración refleja bien un cambio fundamental en la visión estratégica de Europa. De hecho, Europa ya está redefiniendo su papel, pero no como un socio obediente, sino como una potencia independiente.
Lo que ha ocurrido en forma de aranceles no es simplemente una disputa comercial; Más bien, es un signo de una brecha más profunda en el mundo occidental. Si Europa no responde a esta brecha de manera oportuna, no solo sufrirá económicamente, sino que su posición global también se debilitará políticamente.
Parece que en un futuro no muy lejano, Europa tendrá que elegir entre dos opciones; Seguir dependiendo de un socio impredecible como Estados Unidos o avanzar hacia una independencia estratégica apoyándose en las capacidades intracontinentales y diversificando a sus socios globales.
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