Farshad Adel, secretario general del Think Tank de Estudios Estratégicos de Irán y China
La actitud agresiva de la administración anterior de Trump hacia China ha creado la impresión de que las relaciones chino-estadounidenses probablemente enfrentarán desafíos en los próximos cuatro años. Sin embargo, también es posible que China evite alimentar los desafíos en la relación entre los dos países siendo paciente con las decisiones de Trump y adoptando un enfoque en el que el futuro de su relación con Estados Unidos tiene más importancia que estos cuatro años.
Al mismo tiempo, como era de prever, para expandir el poder económico de Estados Unidos, Trump ha intensificado la guerra comercial con China, y en este proceso ha utilizado dos herramientas, a saber aranceles y sanciones para confrontar el poder de China. Sin embargo, su énfasis en los intereses estadounidenses de corto plazo puede acabar beneficiando a China, ya que su visión diferente hacia las asociaciones estratégicas de Estados Unidos con otros países le permitirá a China forjar nuevas alianzas políticas y económicas.
El 21 de febrero de 2025, Trump emitió una orden ejecutiva que mandaba al Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS) restringir las inversiones chinas en industrias estratégicas estadounidenses. Además de restringir la inversión china en industrias estratégicas, la orden pide limitar la compra de tierras agrícolas y bienes inmuebles cerca de instalaciones sensibles. Según información publicada por la Casa Blanca, aproximadamente el 2% de las tierras agrícolas de Estados Unidos son propiedad de entidades e individuos extranjeros, y China posee más de 350 mil hectáreas de tierras agrícolas. Anteriormente, Trump había emitido un anuncio por separado en el que ordenaba la imposición de un arancel del 25% al acero y aluminio para todos los socios económicos de Estados Unidos. Aunque esto puede no afectar directamente a China (debido al pequeño volumen de las exportaciones de acero chino a Estados Unidos), afectará indirectamente a las exportaciones de acero chino a Estados Unidos, que proceden principalmente de Canadá y Vietnam. Las declaraciones de Trump sobre “recuperar el canal de Panamá” e imponer un arancel del 10% a las importaciones de fentanilo procedentes de China estuvieron entre otras acciones de Trump en el mes pasado destinadas a iniciar una guerra comercial con Pekín.
China ha reaccionado activamente a las acciones de Trump, especialmente con respecto a las importaciones de fentanilo y los nuevos aranceles impuestos al mismo, y ha criticado fuertemente las políticas comerciales de Trump, calificándolas de injustas. El Ministerio de Comercio de China ha declarado que cualquier acción comercial unilateral de Estados Unidos viola las reglas de la Organización Mundial del Comercio y que China tiene derecho a defender sus derechos e intereses. Este Ministerio ha amenazado con presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio. En este sentido, China ha advertido a Estados Unidos de no politizar las cuestiones económicas y comerciales, ya que ese enfoque podría generar desconfianza y mayores tensiones en las relaciones bilaterales. Además, China ha advertido de que unas normas más estrictas y nuevos aranceles podrían socavar la confianza de las empresas chinas en el mercado estadounidense. Por lo tanto, se espera que los enfoques de la nueva administración estadounidense sobre las relaciones comerciales con China conduzcan a mayores aranceles, sanciones y controles de exportación contra la economía china, por lo que Pekín debería considerar cuál es la mejor respuesta a las acciones estadounidenses.
Según la lógica económica, parece más sensato que Pekín evite enfrentarse a las acciones estadounidenses y espere a que termine el mandato de cuatro años de Trump. Sin embargo, la avalancha de sanciones estadounidenses pondrá a los políticos chinos bajo presión nacional e internacional para que tomen medidas para evitar el fracaso.
Si bien parece que hasta ahora Pekín ha actuado con cautela, considerando la necesidad de colaborar con Estados Unidos para seguir teniendo acceso al capital extranjero, a las tecnologías avanzadas y a los mercados globales, la escalada de acciones de Trump puede provocar graves daños a la economía china y hacer que las palancas económicas estratégicas del país pierdan eficacia en la competencia con Estados Unidos.
En los últimos años, China ha adoptado varias contramedidas en respuesta a las sanciones estadounidenses, como el anuncio de la “Lista de entidades no fiables” en 2020, la “Ley para contrarrestar acciones extraterritoriales injustificadas” y la “Ley contra las sanciones extranjeras” en 2021; Según muchos expertos, la eficacia de estas medidas no está clara y se han interpretado mayoritariamente como medidas simbólicas. Pero con la llegada del gobierno de Trump al poder, se espera que surja una nueva tendencia entre los funcionarios chinos para tratar de ganar mayor influencia en áreas específicas como la alta tecnología y los minerales raros.
Por ejemplo, en octubre de 2024, China impuso sanciones a la empresa estadounidense Skydio en respuesta a su venta de drones a Taiwán, lo que puso en crisis la cadena de suministro de la empresa. O en otro ejemplo, con la aparición de la empresa de inteligencia artificial “DeepSeek”, los mercados financieros estadounidenses colapsaron.
En la situación actual, parece que China tiene una capacidad limitada para enfrentar la guerra económica de Estados Unidos y por esta razón, el país está tratando de reducir el daño causado por esta guerra durante el mandato de cuatro años de Trump. Se puede predecir que esto intensificará los esfuerzos de China para expandir su influencia en áreas como la alta tecnología, de modo que pueda usar esta herramienta para enfrentar a Estados Unidos en futuras crisis.
En general, el enfoque principal en China es que los cuatro años del mandato de Trump deben pasarse de alguna manera, y esto no debería tener mucho impacto en las perspectivas a largo plazo de la presencia de China en el mercado estadounidense en las próximas décadas. Por eso, entre responder con firmeza a las acciones de Trump o aceptar sus exigencias, Pekín está tratando de adoptar una política moderada que incluye imponer controles a las exportaciones de ciertas industrias, como las de alta tecnología y los minerales raros. Sin embargo, en China también existe la idea de que Estados Unidos es la mayor potencia económica del mundo y China sigue siendo el mayor país en desarrollo; Por lo tanto, estas sanciones de China no tendrán el mismo peso que las acciones de Estados Unidos contra Pekín. Es obvio que esta guerra comercial entre las dos principales potencias económicas del mundo afectará a ambos países.
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