Amin Parto, investigador de cuestiones de Asia Occidental
Se dice que una coalición de países árabes productores de gas está buscando construir un gasoducto desde Asia Occidental hasta Europa. En este sentido, se está estudiando la transferencia de grandes recursos de gas de Qatar, y posiblemente en el futuro de Arabia Saudí, a Jordania y de allí a Siria y luego a Turquía. Turquía también aspira a convertirse en el centro mundial del gas, de manera que pueda exportar el gas ruso (que ahora ha perdido su ruta de exportación a Europa a través de Ucrania) a Europa a través de su propio territorio. Pero esa no es toda la historia del sueño del Turkish Stream de Turquía. Además del gas ruso, que se transporta a Turquía a través del corredor Zangezur, la República de Azerbaiyán y Armenia, Turquía también busca exportar recursos de gas de Asia Central a Europa a través del gasoducto Transcaspiano. Por supuesto, si las sanciones estadounidenses obstaculizan el plan de Turquía, Ankara exportará gas ruso en el mar Negro bajo el nombre de su propia producción, y probablemente lo llamará un intercambio de gas con Rusia. Pero ¿tiene realmente Siria un papel en este gran juego? Parece haber una considerable exageración a este respecto.
Cabe señalar que, en primer lugar, Qatar exporta todo el gas que produce convirtiéndolo en gas licuado y utilizando una enorme flota de buques cisterna de gas licuado, y el destino de la mayor parte del gas exportado por este país es Asia Oriental y países como China, Corea del Sur, Japón, Taiwán etc. Está claro que Qatar aún no tiene planes para construir un gasoducto tan grande, ya que sus mercados están principalmente en otros lugares.
En segundo lugar, la construcción de un gasoducto de estas características requeriría una inversión importante, y aún no se sabe cómo se financiará. Además, aún se desconoce el retorno de la inversión y la necesidad de realizarla.
En tercer lugar, la cuestión de la seguridad en Siria sigue siendo motivo de preocupación. Aunque la situación de seguridad en este país muestra una estabilidad significativa, ISIS todavía está cometiendo sabotajes en varias regiones, y otros grupos también tendrán la capacidad de causar sabotajes en los gasoductos.
En cuarto lugar, las sanciones estadounidenses contra Siria siguen vigentes a pesar del derrocamiento del gobierno de Bashar al-Ásad. Aunque algunas de estas sanciones se han aliviado temporalmente debido a casos humanitarios, la mayoría sigue vigente en los sectores bancarios y de seguros.
La única justificación que puede tener la construcción de este gasoducto es el traslado del gas producido en Egipto y los territorios ocupados a Europa. Un gasoducto terrestre desde Egipto y el régimen israelí a Siria y Turquía podría transportar su gas producido al exterior a un costo menor que construir un gasoducto submarino. Por supuesto, tanto Egipto como el régimen israelí aún no han alcanzado un nivel de producción excedente de gas que permita que sea rentable transportarlo a Europa, aunque ambos están calculando si es más económico exportar gas licuado o exportarlo a través de un gasoducto.
Sin embargo, no se debe dar por cierto que se está desarrollando un gran juego económico en el ámbito del tránsito de gas con la participación de Siria. Siria aún carece de integridad territorial y está lejos de lograr una seguridad completa. Además, el mercado mundial de gas natural no está interesado en Siria como una opción atractiva para el tránsito de gas.
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